Anie, ha dejado sus sueños, todo lo que deseaba lo tienen o eso se hizo creer, con una vida ocupada con la empresa familiar no se dio el tiempo para buscar alguien con quien compartirla y eso que tenia poco trabajando, ahora por un error pondra los...
Mis manos sudaban, estaba atento en la cena, todos charlaban cómodamente.
Mi padre y Joshua congeniaron de maravilla, mi madre seguía encantada con Amelie y Angela, y yo era feliz con ello.
-Hhhhm- me aclare la garganta poniéndome de pie. -Familia- me dirigí a todos.
Esto será una gran sorpresa.
-Angela- la mire, la sonrisa en su rostro me tranquilizó un poco.
-¿Que sucede?- pregunto atenta a mí.
-Angela, se que hemos salido realmente poco, pero realmente nos conocemos por más tiempo, pasamos del odio a una amistad y eso fue creciendo hasta profesarnos el amor que crecía y era latente, por eso hoy delante de todos te pido que si tu quieres...- me pongo de rodillas -se mi esposa- saque la caja con aquel pequeño anillo -¿Quieres casarte conmigo?- listo, ya lo había dicho.
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-Steven...- sus ojos estaban cristalizados -Claro que si, si y mil veces si- ambos sonreimos.
Me levanté coloque el anillo en su dedo y de un momento a otro ambos girabamos en un abrazo.
-Te amo- dije dándole un beso.
-Y yo a ti- respondió. -¡Papá, me voy a casar!- corrió hasta él y le abrazó.
-Felicidades hijo- me felicitaron mis padre, ambos los abracé.
-Gracias, es importante que estén aquí conmigo- después de unos minutos fui a abrazar a Joshua.
-Felicidades muchacho- estaba feliz con todo esto.
Mire a Amelie, por fin seríamos una familia ante la ley, tan pronto me casará con Angela, Amelie llevaría mis apellidos.
-Tu serás mi pequeña hija- la cargue en brazos.
-Nuestra pequeña- dijo Angela.
Y así fue como transcurrió nuestra pequeña velada.
Angela.
Mi padre llamó a Steven a su despacho después de la gran cena.
Bajo la escaleras mirando mi anillo. En verdad estaba feliz, Steven y yo estábamos destinados, de eso no había duda.
Camine al despacho, quizás quisieran algo de beber, un café, agua, no lo se, no podía dormir de la emoción y lo que sentía en mi estómago.
-Felcidades muchacho, cuando te pedí que le buscaras un marido a mi hija siempre pensé en ti, no creí que lo conseguirían, tu trabajo está hecho- escuche a mi padre través de la pequeña abertura de la puerta.
¿Yo había sido un trabajo?
No sabía que pensar en estos momentos, había vivido engañada mi noviazgo, quizás ni eso era para Steven.
Sentía ira, tristeza y algo más indescriptible en todo mi ser.
Corrí hacia la habitación de Steven, entre, quite el anillo de mi dedo y lo dejé en la almohada y después salí de ahí.
No podría soportar ver a Steven, como saber si algo de el era verdad o todo fue un teatro.
No quería llorar, salí de casa al único lugar que podía pensar, necesitaba aclarar mi mente para una buena charla con Steven.
Y todo dependería de lo que el dijera, pero de algo estaba segura la confianza tardaría en restaurarse y por el momento no seremos nada.
