Mi hermosa familia [Yoonseok/Sope/HopeGa]

8. Tiempo

Una semana había pasado, una semana en la cual Yoongi había tenido que superar ciertas cosas poco importantes sólo, como que Jiyeon empezara a preguntarle porque su padre no estaba con ellas y el silencio de Hee en cuanto a Hoseok se referían.

No solo Yoongi notaba la ausencia de su espos

   o, las niñas también lo hacían. Hoseok se iba demasiado temprano y regresaba demasiado tarde, de manera tal que nadie en la casa notaba su presencia, pues era ya como si el nunca hubiera estado allí.

¿Por qué? Una de las cosas que mas le dolían a Yoongi, era el echo de que ignorara todas sus llamada. Ya se había cansado de intentar comunicarse con él, porque era un esfuerzo en vano. Además, ya estaba en su cuarto mes de embarazo, había empezado a usar de nuevo las camisas anchas y las pantalones suaves que uso en el embarazo de sus niñas, incluso a veces debía de usar unas cuantas prendas de Hoseok pues eran mas cómodas, pero era inevitable sentirse triste cuando era invadido por su aroma, porque Hoseok ya no estaba allí, ni si quiera sabía de su embarazo. Si tan solo estuviera en casa, ya lo hubiera notado, pero ni en su propio hogar se encontraba.

Jiyeon y Hee eran susceptibles a sus cambios de humor. Ahora, sin su esposo y afrontando un embarazo prácticamente solo, Yoongi solía llorar constantemente, logrando así que sus pequeñas se sintieran igual y rompieran en llanto a su lado, abrazándolo para sentirse protegidas por el. Ellas creían que algo demasiado malo pasaba para que su papi estuviera así, pero no se imaginaban que era por su papá, y si ese era el caso, si era algo muy malo.

— No llores papi Yoonie.— Jiyeon se preocupaba de mas por el. A Yoongi no le gustaba ello, era tan solo una niña, su vida debía ser libre de preocupaciones.

— ¿Es por papá? —Hee interrogaba— ¿Está siendo malo contigo?

— No, su papá no a hecho nada. —Les decía. A hecho mucho, pensaba.

— Entonces no llores papi. —Y los ojitos de Jiyeon se humedecieron, al igual que los de su hermana y a Yoongi sus lágrimas se le contagiaban.

Abrazaba a sus pequeñas. No quería recargar sobre ellas sus problemas, pero sin sus niñas, estaba seguro que se hubiera echado la pena hacia ya un buen tiempo. Ahora Ren era también una prioridad, el hecho de que estuviera en pie y aun tratara de luchar era el hecho de que ya no era solo el, Hee y Jiyeon le necesitaban, Ren también y sabía que le estaba afectando un montón dentro suyo con tan bajo estado de ánimo. Pero era inevitable, pues el mismo estaba viendo su matrimonio derrumbarse, el mismo estaba viendo que su hogar se venía abajo.

Estaban a lunes. Hoseok había llegado a casa aproximadamente a las 12 del medio día, después de casi una semana en la que nadie sabía nada de el. Hee y Jiyeon corrieron a su encuentro abrazándolo con añoranza. Yoongi solo lo miraba desde el comedor, no había hecho la comida, al fin al cabo, había pensado que Hoseok no volvería.

Hoseok cargo a sus pequeñas y las zarandeo de una lado a otro, haciéndoles cosquillas mientras besaba sus mejillas y las apegaba a su pecho. El también las había extrañado. Derramo ligeras lágrimas mientras que las niñas le consolaban ligeramente sin ellas darse cuenta. Las necesitaba, pero también necesitaba a Yoongi, ahora mas que nunca.
Dejo a las niñas en el piso y se acerco lentamente al mayor, esperando algún grito.

Jooheon había estado ocupando todo su tiempo libre y el se hubiera negado si Jooheon no hubiera aprovechado el tiempo que le quitaba tomando más fotos, fotos que sabía Yoongi no entendería aún si le explicaba la situación. Quería llorar, quería abrazar a su pequeño por la cintura y besar sus labios, maldición, quería hacer un montón de cosas malas con el, había extrañado cada parte de su cuerpo, su suave piel, sus delgadas manos. Se sentía horrible, sucio, estaba prácticamente engañando al amor de su vida, pero en ese momento temía mas por su salud, porque no quería llegar y arruinarle la existencia de un día para otro, porque no se sentía preparado para ver sus lágrimas y su mirada de despreció una vez se enterase de lo que ocurría con el.