Capítulo 8.
Después de varios días, mi madre estaba tan emocionada por la noticia que pasaba completamente de mi.
Mi padre prefirió mantenerse al margen, y la relación con mi hermano seguía igual.
Por suerte Ane traía buenas noticias, César su hermano, iba a llegar hoy, se iba a quedar en Barcelona una semana, hasta el Sábado, por lo tanto pasaría el cumpleaños de Ane aquí. Quedamos en vernos en Sant Joan Despi ya que César quería ver a sus compañeros de selección.
La invité a casa para que comiese conmigo y después ir a la Ciudad Deportiva para reunirnos con su hermano. Aceptó encantada y prácticamente se tiró toda la mañana conmigo.
Ni siquiera pude contarle como Marc me pidió matrimonio porque mi madre se adelanto. Ane tuvo que hacerse la interesada, asentía con una sonrisa mientras a cada pausa me miraba negando con la cabeza.
Mi padre accedió a llevarnos al estadio por que tenía que hacer unos papeleos sobre su trabajo y le pillaba de paso.
-¿Os recojo al acabar?- nos preguntó desde el coche.
-No hace falta papá.- me despedí con la mano y Ane me imitó.- Gracias.
Mi padre se marchó y Ane y yo, (esta vez con acreditación) entramos al complejo.
Cruzamos la entrada y directamente fuimos hasta el campo.
A lo lejos vimos a César sentado en un banco hablando con Xavi Hernandez.
-¡César!- Ane corrió hacia él y lo abrazó.
Este hizo más o menos lo mismo, le dio varios besos en la cabeza y la levantó en peso.
-Madre mía.- dijo.- Estás echa un saco de huesos.
Ane se rió y saludó a Xavi con dos besos.
-César, ¿te acuerdas de Gabriella verdad?
-Como no voy acordarme.- se agachó para poder darme dos besos, sobraba decir que me sacaba una cabeza.- ¿Es que no os dan de comer? Estáis hechas dos palos.
Conocía a César de verlo un par de veces y sobre todo de la selección española de fútbol. Me llevaba muy bien con él a pesar de llevarme varios años. Era como un hermano para mi, porque para tener al que yo tenía prefería no tener nada.
-Bueno, yo me voy que empieza el entrenamiento.- Xavi se levantó del banco y se marchó.- Luego nos vemos.
César nos invitó a un café en el restaurante y nos contó muchísimas cosas sobre Londres.
-Pues Gabriella quiere irse a vivir allí.- dijo Ane.
-¿Enserio?- preguntó su hermano.- Pues es una ciudad muy tranquila y preciosa. Si te gusta la tranquilidad y estar sola es lo mejor.
-Es lo que tenía pensado hacer.- contesté con la cabeza agachada.- Pero he descartado la idea...
-¿Y eso?- preguntó César con curiosidad.
Yo no respondí, no porque no quise si no porque cuando iba abrir la boca un nudo en la garganta me lo impedía.
-Gab se va a casar.- respondió Ane por mi.- Marc le pidió matrimonio.
-¿Estás de coña no?- César parecía estar muy sorprendido.- ¿Casarte? Pero si tienes, ¿dieciocho?
-Diecinueve.- corregí.
-Diecinueve años.- siguió.- Es decir no puedes atar tu vida a una persona siendo tan joven. A no ser que estés profundamente enamorada de él, claro.