Capítulo 13.
Desperté en cuanto escuché mi móvil sonar en la mesita de noche.
Estiré el brazo y sin mirar quien era descolgué.
-¿Sí?
-Gabriella.- reconocí la voz de Ane.- Tengo noticias.
-¿Qué pasa?- pregunté mientras bostezaba.
-Es Carlota, vuelve mañana.
Abrí los ojos como platos y salté de la cama.
Carlota volvía.
Carlota era la hija de Tito Vilanova, tenía más o menos nuestra edad y era nuestra amiga desde que eramos muy pequeñas. Se había ido a pasar las vacaciones a Italia y no sabíamos nada de ella hasta la fecha.
Tenía muchísimas ganas de verla.
-He quedado con ella por la tarde para tomar café, ¿te vienes verdad?
-Claro que sí.
-Genial.- Ane parecía más animada y eso me alegraba muchísimo.- Hasta mañana entonces.
-Adiós.
Colgué el móvil y salí de la habitación dando saltitos. Bajé las escaleras y pude oler a pan tostado en cuanto entré a la cocina.
Neymar se encontraba de espalda, con los pantalones blancos de anoche y sin camiseta. Me quedé parada mirándole. Tenía la piel oscura, mucho más que la mía. Pude ver el tatuaje de su nuca. Blessed. Para ser precisos tenía un cuerpo increíble.
De pronto se giró y me puse colorada.
-Ya te has despertado.- dijo mientras se llevaba la taza que tenía en la mano a la boca.- Han cambiado el entrenamiento para esta mañana, ¿quieres que te lleva para casa?
-Sí, te lo agradecería.
Dejó la taza en la encimera y miró el reloj de la cocina.
No podía dejar de mirarle, era jodidamente atractivo y me estaba dando cuenta ahora.
¡Gabriella joder!
-¿Te dejo la ropa en el dormitorio?
-No, llévatela- respondió.- Ya me la devolverás.
Salió de la cocina y subió las escaleras. Me dejó allí y me acerqué al espejo que había en el salón. Con los dedos me desenredé el pelo como pude y me lo até.
Neymar volvió a bajar y entre sus manos se encontraban mis vaqueros, la camiseta y mi mochila del día anterior.
Los dos salimos de su casa y nos dirigimos a su Audi. Nos subimos y condujo hacia mi casa. Aunque era temprano mis padres ya se habían marchado así que no tenía de que preocuparme por si me veían.
En cinco minutos o menos estábamos en frente de la puerta de mi casa.
Otra vez no.
Ambos nos miramos y se hizo un silencio bastante incómodo.
-Bueno...- me removí para marcharme.- Gracias por todo.
Neymar no contestó. Sonrió sin quitarme la mirada de encima.
-Te devuelvo la ropa en cuanto pueda.
Gabriella, sal de allí.
Neymar asintió.
Abrí la puerta y me levanté cuando Neymar agarró mi mano y volví a caer sobre el asiento.
-Te queda muy bien.- dijo mirando la camiseta.- Puedes quedartela.