Capítulo 12.
Había perdido la noción del tiempo y no sabía que hora era.
Me encontraba sentada en el escalón de su casa, con la cabeza apoyada sobre mis rodillas. Ya no me quedaban lágrimas que derramar pero estaba segura de que mis ojos estaban inflamados y rojizos.
Aún seguía sollozando y la rabia aún no había desaparecido.
La noche estaba al caer y yo estaba apunto de irme cuando escuché su voz.
-¿Gabriella?
Me levanté tambaleándome (llevaba demasiado tiempo sentada en aquel escalón) y me coloqué el pelo detrás de la oreja.
-Yo...- mi voz era entrecortada mientras que Neymar me miraba.- Lo siento... pero eras la única que persona qué...
Antes de seguir, Neymar se encontraba frente a mi acariciando mi mejilla. Sentí un escalofrío y no dudé en agarrarme a él. Este me devolvió el abrazo.
-Ven.- tomó mi mano y ambos entramos en su casa.
Me quedé parada en cuanto crucé la puerta. Sabía perfectamente que no debería estar allí con él, pero por otro lado necesitaba estar con alguien que podía apoyarme.
Dejó su mochila al lado de un sofá blanco y se giró para mirarme.
-Gabriella.- volvió acercarse a mi y agarró mi mano. No la soltó hasta que nos sentamos en el sofá.- ¿Qué ha pasado?
Iba a responderle cuando un nudo en la garganta apareció y lo único que pude hacer fue llorar.
Tapé mi cara con las manos y sentí que volvía abrazarme.
Que mal me sentía dios.
-Mi vida es una mierda.- logré decir.- Cuando empezaba a arreglar las cosas con Marc me entero de que mi hermano se va, y no solo él, sino que se llevará a Carlota y...
-Podrás visitarle.- dijo Neymar.- Eu também tengo a meu filho lejos de mim.
Eso era cierto. Neymar tenía un hijo de unos tres años y lo tenía en Brasil. Lejos de él.
-No pode venirte abajo por disso.- me separé de él.- Tienes que ser forte. Tu eres forte.
¿Yo fuerte?, qué poco me conocía.
-Eu veo una chica forte. Que nunca desiste.- empezaba a creerme sus palabras.- Eres mais forte que todo esto.
Desvié la mirada y pensé tranquilamente en lo sucedido.
Aunque no me gustaba darle la razón a nadie, Neymar la tenía. Todo lo borde que era y los malos humos que me gastaba tenían que servir de algo. Yo era fuerte y tenía que demostrarlo.
-Gracias.- agradecí aquel gesto y sonreí.
Se levantó del sofá y se dirigió hasta la cocina, que estaba a la derecha. Una barra lo separaba del salón.
-¿Quieres jantar?- preguntó desde el otro lado.
-No, no tengo hambre.- respondí mientras observaba el interior de la casa. Se notaba que solo llevaba un año viviendo allí ya que no había mucha decoración.
Me levanté del sofá y me acerqué a un pequeño marco donde había una foto de una chica, su hijo y él. Lo cogí para mirar la foto de más cerca.
-Ese es mim filho.- apareció detrás de la barra con una bandeja. Había un plato enorme con queso, york..., dos vasos a su lado y una botella de agua.