Capítulo 18.
Neymar dejó a David Lucca sentado en el sofá, subió de nuevo las escaleras y bajó con una pelota en la mano. El pequeño sonrió en cuanto la vio. Neymar lo bajó del sofá y el niño comenzó a darle patadas al balón.
-¿Te puedo hacer una pregunta?- Neymar dejó de mirar a su hijo y se giró hacia mi.- ¿Quién es su madre?, es decir, ¿te llevas bien con ella o...?
-Se llama Carolina.- respondió.- Tenemos, ¿custo...?
-Custodia.
-Compartida.- siguió explicando.- Tres meses uno, tres meses otro. Pero como nos llevamos mais ou menos bem. Ella geralmente suele quedarse com el cuando eu jogo.
Asentí con la cabeza haciendome una idea de como se podían llevar bien. Me daba cuenta que no sabía nada de su vida y haciendo cuentas, la tal Carolina no sería mayor que él, así que si el niño tiene dos años ella tuvo que tenerlo a los dieciocho u así.
Neymar volvió a coger a David Lucca que había empezado a bostezar. Apoyó su cabeza en su hombro y lo meció mientras le daba colpecitos en la espalda.
-¿Quieres um?- me preguntó vacilante cuando se dió cuenta que no dejé de mirar al pequeño.
Negué con la cabeza rotundamente.
-Aún soy muy joven.- dije.- Y no me ilusiona tener uno. Aunque... tampoco me lo he planteado.
Neymar acostó a David Lucca en el otro sofá, el pequeño se había quedado dormido. Y seguidamente se sentó a mi lado.
-Yo pensei que seria pior.- miró de nuevo a su hijo.- Pero es lo melhor coisa que te da la vida.
-Lo sé. Pero si vas a tener un hijo, sería mejor hacerlo con la persona que realmente quieres.- miré a Neymar por un segundo.- No quiero juzgarte, no sé que tuviste con ella pero yo no lo veo así.
-Sé que no lo dices por mi.- respondió.- Si no por ti.
Me quedé perdida en sus ojos y suspiré. Lo peor es que tenía razón. Casi todos los futbolistas tenían parejas y al menos un hijo, aunque fuese joven. El ejemplo estaba en mi hermano, en Neymar... Que con veintidós o veintitres años ya tenían un hijo. Pero yo tenía una idea muy diferente, no quería tener un hijo tan joven y menos con una persona que realmente no quería...
Me levanté rápidamente y miré hacia la puerta.
-Lo siento.- Neymar agarró mi muñeca.- Nom quería ofender.
-No, no... Tranquilo.- retrocedí, pero Neymar no me soltaba.- Tengo que irme.
No tenía que irme, pero me sentía hundida, había pasado cuatro años de mi vida con una persona a la que no quería y eso pesaba demasiado.
De repente se me nubló la vista y empecé a sentirme mal. Cerré los ojos con fuerza, me tambaleé y noté los brazos de Neymar en mi cintura.
-Gabriella.- dijo asustado.
-Estoy mareada.
Me apoyé en su hombro y tiró de mi hacia el sofá. Me senté llevando mi mano hacia la frente. Cuando levanté la vista encontré a Neymar a mi lado con un vaso de agua. Lo cogí agradeciendole con una sonrisa y bebí un sorbo.
-Gracias.
-Gabriella nom estás biem.- dijo Neymar.
-Será una bajada de tensión. Nada más.
-Gabriella estás mais delgada.- lo miré sorprendida.- Y quando te mareas te pones pálida. Eso no es normal. Tem que ir a um médico.
Lo miré directamente a los ojos y tragué saliva. Parecía que era el único que se había dado cuenta que estaba más delgada, y que se preocupaba por mí.