Feo |Ereri|

31

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"La lluvia dejo de ser trágica, 
ahora es un buen escenario para 
poder besarnos sin riesgos."
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-Joernay-

Levi:

Acaricie su mano lo más dulce que podía, me había quedado sin palabras y sinceramente no sabía cómo sentirme ante esta nueva información.

—En teoría yo no soy el asesino, pero no pude hacer nada para salvarlo, incluso la culpa es mía. — Sus palabras eran débiles, como si estuviera atrapado en un remolino de malas cosas. — Cuando conocí a Armin no era el chico que decían, solo eran rumores mal intencionados debido a la envidia que le tenían. Él estaba enamorado, se habían comprometido en secreto y eso a ellos les hacía más que felices. Farlan era mayor que nosotros por unos 5 años, trabajaba y no tenía una buena posición económica, pero había hecho de todo para darle un anillo a Armin porque de verdad lo quería y estaba más que enamorado.

El silencio nos cubre unos segundos, parece un pequeño perdido, confundido por los golpes de la vida y por las habladurías de las malas personas.

Sus ojos parecen cubrirse de malos recuerdos, la mano que sostengo tiembla al igual que su labio, no es frío, es el temor a algo más.

¿De qué exactamente?

El lugar donde nos encontramos parece sumamente calmado, eso tampoco ayuda, pareciera como si el mundo contuviera el aliento esperando las palabras de Eren.

—Fue Frieda, lo apuñalo 17 veces, lo dejo tirado, como si fuera una completa basura mientras que yo hacía lo posible por calmar el llanto desesperado de Armin. Nada podía hacer en mi posición, ella estaba loca y había escapado de psiquiatría. Nos había amenazado, específicamente a mí, mato al que era mi mejor amigo y solo reía como desquiciada al otro lado del teléfono mientras que yo corría, con un Armin a mi lado incapaz de aceptar que el chico que gritaba de dolor al otro lado de la línea era su prometido. Al que tan solo habíamos visto horas atrás, sonriéndonos y susurrándole a Armin lo mucho que lo amaba y a mi diciéndome que era el mejor amigo que alguna vez pudo tener.

No me imagino el dolor de Eren, pero eso sí que sonaba realmente devastador, ¿Perder a alguien de un día para otro? La muerte llega sin aviso, recuerdo, aparece cuando menos te lo esperas y te arrebata sin contemplación a la persona que menos te esperabas.

—Todo esto es mi culpa, ella me odiaba, nos odiaba a todos, se encargó de matar algo que nos hacía feliz a cada uno. Ella estaba loca, pero era una mujer de conexiones... Nos hizo sufrir mucho, el abuelo mucho antes ya la había desheredado pero eso... —hace una pausa, toma una bocanada de aire y yo solo espero que se calme para que termine su oración. Todo era demasiado turbio, nunca imagine que los Reiss tuvieran tal historia detrás del telón. —...eso quizás fue lo que ocasiono que se fuera en contra de nosotros.

Lo abracé, deje que llorara porque al parecer el trauma seguía demasiado fresco en su memoria. Yo también solté unas lágrimas, quizás no fueron unas sino varias.

Podía sentir el dolor de Eren, lo sentía como mío... Y dolía tanto que sentía que quería morir en ese instante, que la vida ya no valía la pena, hasta que vi de nuevo a Eren.

Lloraba, igual o más que yo, y comprendí cual era la razón que tenía para vivir.

Era el amor, él me miraba como si temiera que desapareciera en cualquier instante... temía verme muerto, al igual que Farlan. No quería que mi vida se extinguiera por culpa de otros.

—¿Tu no morirás, verdad?

—El día que lo haga será porque tú has muerto.

Lo bese, no con intensidad ni con lujuria desatada, fue una de los besos más delicados y dulces que he dado, uno que él se merecía.