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"Es momento de olvidar
todo aquello que te hace mal."

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-Joernay-

Cuando Zeke entro a la habitación de sus padres, extrañado por no ver a su madre en la sala o en la cocina, jamás espero ver el cuerpo de su querida madre en la cama muerto.

Tenía un corte muy profundo en la garganta y en las piernas, como si el asesino hubiera querido apuntárselas a la fuerza, pero por falta de tiempo no había terminada el acto.

Sus manos tocaron con delicadeza la mejilla ensangrentada de su madre, quien pese a todo la sangre que la envolvía parecía un ángel, el ángel de Zeke.

—Así que el cobarde huyo madre... —su voz es ronca, pero está en calma, no irá detrás de su desesperado padre. —¿Te parece si te doy un baño? También te pondré tu vestido favorito...

Asiente, muy contento con su propia idea.

Va por un paño, empezando a limpiar con cuidado, como si fuera una preciosa obra de arte, incluso cuando la lleva al baño es cuidadoso, el cuerpo, el cabello, cada parte del cuerpo de Carla fue limpiado.

—Sé que odias el vestido con el cual te casaste, así que lo quemaré luego, ¿Te parece mamá? —de nuevo, no recibe respuesta, pero Zeke sigue muy satisfecho con el silencio.

Agarra la peinilla y empieza desenredar el cabello de su progenitora, manteniendo una sonrisa de felicidad en todo momento.

Del closet saca un vestido de una tonalidad cerúlea, hermoso y sencillo, tal cual el gusto de Carla.

Cuando termina, la vuelve a colocar en la cama, ya habiendo quitada las sabanas llenas de sangre y puesto unas nuevas.

—Listo, ya vuelvo madre, espera unos segundos, ¿Si? —entre sus manos está el vestido de boda de su madre, aquel vestido que había escogido su suegra. Zeke hizo una mueca inconscientemente, nunca le había agradado la abuela, mejor que estuviera ya muerta.

Con tranquilidad va hacia el patio trasero, armando la pequeña fogata donde sin miramientos quema aquel vestido, aquel objeto había sido un recordatorio muy horrible para él de que su madre nunca podría ser suya.

Vuelve a subir la escalera, yendo con paso muy tranquilo, ya había tomado una decisión.

—Me hace feliz poder estar a tu lado madre. —murmura, tomando su mano y besándola suavemente.

Y entonces, el mismo observa su arma, sabiendo lo que venía ya.

—Te amo, por eso hoy muero por ti.

Un disparo se oye, alarmando a los vecinos.

Ya había acabado.

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Levi observa contento como Eren hace su maleta, ya no tenían nada que hacer ahí, o eso había dicho el castaño.

—Estoy seguro de que Gisell se hará cargo de todo, y si soy necesario ella me lo notificará. —le dice, agarrando lo poco que necesitaba. Definitivamente si seguía más tiempo ahí no aguantaría y terminaría las cosas muy mal.

—Entiendo. —No, realmente no entendía y eso lo frustraba un poco, el nuevo ambiente familiar de Eren le era muy intrigante, parecía que todos se querían pero luego uno salía con algún problema o con al parecer una loca queriendo matar al patriarca de esa disfuncional familia.

Feo |Ereri|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora