IV. Alan juega a la botella 🍾

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Adiós, Pablos. Yo ya me voy... diviértete.

Jooo... Ali... quédate un rato más... Aún es pronto.

Este no es mi sitio, Pablos. Aquí no tengo nada que hacer.

¿No ha venido María?

¿Qué María?

Tu amiga...

Míryam. Se llama Míryam, Pablos. Estuviste hace sólo unas horas en la botica de su madre para comprar el jarabe... Y ella está en el rancho de sus abuelos... en el Estado de Orejón, para ser más precisa. Ya te lo dije. A veces siento como que no me escuchas cuando te cuento la vida de mis amigas.

Wauw, Orejón... ¿No es allí donde aún no existe la tecnología? Bueno, como sea. Quédate, seguro que no te aburres. Me tienes a mí. Además, Alan ha preparado juegos geniales. Ven un rato con nosotros, ¡ya verás qué bien!

Está bien, pero solo un juego y me iré.

Pablos la condujo rápidamente hasta la habitación donde lo esperaban Alan y compañía. Todos se sentaron en círculo rodeando una botella, dispuestos a comenzar el juego homónimo.

Hey chicos, esta es Álison, mi mejor amiga. Ya os conocéis. Alan, Xavier, Skënder, Eric... Y las chicas, Karen y Natasha.

Ahora que lo pienso... ¿Qué clase de nombre es Skënder? —Susurró Álison acercándose a la oreja de su amigo—Y ¿porqué lleva una diéresis en la E?

No lo sé, pero mola.

Bueno, ya sabéis todos las reglas. Que la gire el cumpleañero, pues. Pero estáis todos advertidos: aquí no vale rajarse.

Alan le pasó la botella a Pablos, quien la giró para señalar a la persona que daría el primer beso, dando comienzo al juego. Pasaron así media hora, sin que les tocara nunca a Pablos ni a Álison. Mientras que el 1º ya empezaba a impacientarse, la 2ª se alegraba de no tener que estar morreándose con aquella gente.

Bueno, creo que ya está bien por hoy, hahaha... —Dijo Eric mientras se sentaba tras haberse besado con Natasha.

No... Aquí hay algo amañado —intervino Alan—, porque ya todos hemos repetido y Pablos ni su amiguita han besado aún a nadie. Ahora les toca a ellos, y luego ya pasamos a otra cosa.

A todos les pareció bien la propuesta de Alan, y por consiguiente pasaron la botella a Pablos para que la girase sobre mesa. Esta dió varias vueltas hasta que finalmente se detuvo frente a Xavier, lo cual incomodó algo a Pablos, quien no se lo esperaba. Su cara, que se volvió roja, mostraba una gran expresión de vergüenza... por lo que Álison trató de consolarlo:

No tienes porqué hacerlo si no quieres.

¿¡Cómo dices!? —se quejó Alan—. Lo hará. Si yo lo he hecho no hay razón para que él se niegue. ¿A qué esperas? Levántate de una vez y hazlo, estúpido.

Si quieres no te miramos.

Claro que tenemos que mirarlo. A mí todos me habéis visto, no entiendo a qué vienen estos privilegios...

Pablos efectivamente se levantó, pero no para hacer lo que todos estábamos esperando, sino para tratar de escapar de tan incómoda situación.

Yo... n-no puedo hacerlo. Eh... Voy al baño.

Sin embargo, Alan no estaba dispuesto a que su amigo se escaqueara, por lo que lo agarró de la muñeca con tanta fuerza que a Pablos le dolía.

Tú no irás a ninguna parte. Estás en mi casa y tienes que hacer lo que yo diga. Todos lo hemos hecho y tú no vas a ser la excepción... ¿O acaso crees que te volverás gay por besar a un chico?

Mi Tóxico Mejor Amigo el Playboy Hot ¿Enamorado de un Vampiro Gay? {Hipolento}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora