—Vaya, Éric... Parece que nos ha tocado juntos.
—Sí, eso parece... —sonrió— ¿qué suerte, no?
—¿Eso crees?
—Claro: somos amigos, ¿cierto? Y al menos tú a mi me caes fenómeno, aunque intuyo que no es mutuo... ¿o sí?
—¿Amigos? Curiosa palabra, jeje. Es curioso cómo los significados de las palabras en verdad son distintos para todo el mundo...
—¿A qué te refieres, Pab?
—Sólo mis amigos me llaman Pab, ¿vale? Y si tú fueras tan amigo mío como dices no me habrías hecho lo de ayer.
—¿De qué hablas?
—Para empezar, sé que ayer estuviste hablándole mal a Alan de mí.
—Eso no es cierto: yo jamás hablaría mal de tí, tío. Te aprecio de verdad. Si yo le dije algo sobre tí fue por bien, para protegerte...
—¿De qué, exactamente?
—De verdad, y-yo sólo trataba de ayudarte...
—Ya deja de mentir, ¿no? No sé cómo no se te cae la cara de vergüenza por ser tan falso. Y, para que te enteres de una vez, ¡no somos amigos! ¿Quedó claro? Si he sido amigo de alguno de los tuyos, fue de Alan (no de tí), ¡y ya ni eso!
—¿Cómo dices? No iréis a romper vuestra amistad en serio por la tontería de ayer...
—Él tuvo la opción de elegir, y optó por elegirte a tí —replicó Pablos—. No me sorprende que te prefiera: los dos sois iguales: igual de mala gente.
—Pablos, en serio... Aquí no hay ninguna necesidad de elegir entre tú y yo... Y te juro que Alan no tuvo nada que ver en eso: él de veras quería esperarte.
—No trates de cubrirlo: si él no hubiese querido llevarte consigo, sencillamente no lo habría hecho.
—Es que es la verdad: él quería llevarte. Pero fui yo quien lo obligó a dejarte tirado. Él me dijo que tenía que llevarte, pero yo instistí para que no lo hiciera; lo engañé, e incluso lo chantajeé hasta conseguir mi objetivo.
—¿Y entonces porqué me respondió como lo hizo por teléfono, eh?
—Él quería llamarte; yo le escondí el móvil para que no pudiera hacerlo, ni viera tus mensajes. Y cuando lo encontró, le amenacé para que te respondiera diciendo aquello. ¿Acaso crees que él sería capaz de hablarte así?
—No sé, él dice muchas cosas hirientes todo el rato...
—Sabes que lo hace sin querer. Pablos, en serio, ¿no te das cuenta? Él ha hecho todo lo posible por arreglar las cosas entre vosotros dos esta mañana, pero tú lo has rechazado. ¿No crees que merece una segunda oportunidad?
—Bueno, le daré al menos el beneficio de la duda... Espero que él me lo explique todo, a ver si logra convencerme. Pero lo que todavía no entiendo es por qué tú... me odias tanto. Dime: ¿qué tienes en contra de mí? ¿Porqué harías todas esas cosas que dices y luego me las cuentas?
Éric suspiró y rodó sus ojos, exasperado.
—¿Aún no lo has pillado? Vaya, parece ser que eres más tonto de lo que pensaba —bufó—. Es todo muy sencillo, pero a ver cómo te lo explico para que lo entiendas con tu limitado intelecto...: Alan es mi hermano, y lo quiero. Lo amo. Los dos tenemos una conexión muy fuerte que tú, con tu cerebrito de sabandija, jamás podrías llegar a comprender... Pero, desde que llegaste a nuestras vidas, no has sido más que un grano en el culo para mí. Alan era mío, ¿vale? Y yo no iba a permitir que me lo robara un don nadie como tú, cuerpoescombros.
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Mi Tóxico Mejor Amigo el Playboy Hot ¿Enamorado de un Vampiro Gay? {Hipolento}
Novela JuvenilNota: el libro en realidad se llama Américan Hippogryff (a.k.a «Hipolento»), el título la de historia es clíckbeit más que nada 🙃 «Querías un chico caliente... pero, nena, conmigo no te equivoques: aunque también quemo, no estoy caliente: porque lo...