A spoonful of hot chocolate helps the anxiety go down

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Cuando Evan recuperó la conciencia, estaba recostado en el sillón de la sala de estar y frente a él, en la mesa de café, había un té que expendía un agradable aroma a manzana y canela.

Esos segundos en los que Evan recuperaba su memoria, fueron los únicos en los que estuvo tranquilo.

Él hubiese deseado que ocurriera lo que sucedía en las películas o en los libros, donde tras desmayarse el personaje principal y luego este despertaba, había olvidado todo lo que sucedía a su alrededor. Pero eso no sucedió, porque inmediatamente después de oler el té, los recuerdos vinieron a él como un balde de agua fría.

Comenzó a hiperventilarse, su corazón latía muy rápido y sabía perfectamente que vendría un ataque de pánico, uno de esos bastante desagradable, como el que acababa de tener.

Gritó el nombre de su amigo tras recordar que lo había llamado antes de desmayarse. Jared apareció de forma rápida desde su habitación, llevaba en su mano un ansiolítico de rápido efecto los cuáles le habían recetado para ese tipo de situaciones, Evan lo abrió y lo tragó con un poco del té que había allí.

Soltó un suspiro y mantuvo la taza caliente entre sus manos, no quería mirar a Jared, no ahora que había leído su carta al igual que Connor, simplemente no soportaría ver su rostro luego de todo lo que había pasado.

Escuchó a su amigo soltar un suspiro y luego caminando hacia alguna parte, eventualmente volvió y pudo identificar el olor del café, Jared se sentó junto a él, sin decir ni una sola palabra. Evan mantenía su mirada insistentemente en su taza, casi como si buscara una respuesta sobrenatural a todo lo que estaba sucediendo.

Si Evan miraba hacia atrás, no recordaba ningún momento en particular en que se hubiese sentido tan mal consigo mismo, tan desecho y acabado, quizá solo podía asemejarse al sentimiento que tuvo aquella noche en que escribió esa carta con una letra apenas legible. Dios, odiaba con todo su corazón aquella sensación que lo inundaba de pies a cabeza, lo hacía sentir miserable, sucio y como el ser más pequeño e indefenso de todo el universo existente.

—Ahora sí que lo arruiné, Jared...— Evan apenas reconocía su voz, sonaba gastada y floja, su dolor se transmitía en la forma en la que estaba hablando. Cerró sus ojos y sintió como comenzaban a caer las lágrimas por su rostro— Yo... le dije que se fuera para siempre, le grité y le dije cosas realmente horribles, no se merecía nada de todo eso y...

Se detuvo y alzó su mirada conectándola con Jared, bebió un poco de su té e intentó controlar su llanto, pero simplemente no pudo.

—Y... ¡Y después de ese día tan perfecto que habíamos tenido! Me atreví a tratarlo tan mal, solo porque tuve miedo de que se fuera a alejar de mí luego de leer la carta. Pero si la carta no lo aleja de mí, definitivamente lo hará luego de decirle que se fuera para siempre...

Dejó la taza en la mesita y llevó un par de dedos a sus labios, si se concentraba al menos un poco, lograba sentir ese hermoso cosquilleo de los labios de Connor sobre los suyos.

—Nos besamos, Jared, ayer, en nuestra cita, nos besamos y fue... fue perfecto, esa primera vez y todas las siguiente es en que nuestros labios se encontraron y no creo que vaya a tener la fortuna de tenerlo de nuevo.

Los sollozos comenzaron a salir sin control al igual que las lágrimas, sentía que se ahogaba en un enorme mar por su propia culpa.

Alcanzó a ver en rostro de Jared quien parecía genuinamente preocupado por él, era una expresión que no recordaba haber visto en ese rostro. El de lentes lo abrazó fuerte mientras le frotaba la espalda y cantaba suave una canción de cuna que no alcanzaba a reconocer.

In a lot of cup of hot chocolate, I will find you [Dear Evan Hansen/Treebros]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora