Dear Connor Murphy, I'm just glad to be your friend

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—Vamos, bébelo, corre por mi cuenta

—U-Uh, ¿por tu cuenta? ¿estás seguro? No, no, lo pagaré, Connor.

El otro se sobó las sienes y cerró sus ojos, dejando escapar un suspiro ¿se había enojado con él?

—Mira, ¿te parece si ignoramos la existencia del primer chocolate caliente que te serví y dejamos este como el único que pediste?

Evan lo miró, se veía decidido ¿tenía opción realmente? Aceptó aquel acuerdo y lo agradeció profundamente, tenía un dolor punzante en el estómago por la discusión que acaba de ocurrir y creía que aquel chocolate lo ayudaría a calmar esa ansiedad.

Sorbo tras sorbo y hora tras hora fue pasando el tiempo de charlas agradables con Connor, no fue lo que estaba bebiendo lo que lo ayudó a tranquilizarse, fue Connor, Connor y sus conversaciones, Connor y su sonrisa, Connor y sus cicatrices. En realidad, no importaba donde estuviera, porque si estaba con él se sentiría tranquilo y seguro. No estaba seguro de dónde había llegado ese último pensamiento, pero era recurrente desde hace unos días, nada de qué preocuparse, en realidad.

Pasó tan rápido el tiempo que sin darse cuenta el sol de la tarde ya había abandonado el cielo y la cafetería debía cerrar, pero en realidad, Evan no se quería ir, Connor tampoco le dijo que lo hiciera, así que se quedó allí, esperándolo hasta que terminara de limpiar la barra y acomodar las sillas para el día siguiente, incluso ayudándolo a hacer todas esas tareas.

—Espérame un momento, voy a buscar mis cosas—Desapareció por la cocina y entre unos segundos que parecieron ser eternos, Evan notó la cantidad de cartas que la gente dejaba, era bonito pensar a todas esas personas que la cafetería había ayudado, incluso a él lo había ayudado bastante en ese último mes.

—Hey, ¿qué estás pensando?— Sintió la voz de Connor detrás de él y un suave golpe en su hombro, su corazón se aceleró, volteó a verlo y le sonrió, Connor se veía realmente bien con el pelo suelto y la chaqueta que llevaba puesta, pero esas palabras no pudieron salir de su boca- ¿No me vas a responder? -Rio, se veía increíblemente relajado, aunque su voz sonara un poco enferma todavía.

—En las cartas, todavía no he escrito una... ¿Debería hacerlo?— Evan no estaba seguro si había hecho esa pregunta a Connor o a sí mismo. Se acercó a los buzones y pasó sus manos por aquel de las que esperaban ser respondidas. Un ambiente especial bañaba la cafetería de noche, donde la única luz que entraba una vez que cerraba era la de los autos que pasaban por fuera, el de las luces de la calle y el único sonido era el de sus respiraciones, el de Connor acercándose a él, lentamente por la espalda.

Evan volteó, Connor se veía agitado y respiraba por la boca, probablemente estaba congestionado. Parecía querer decir algo, pero no estaba seguro qué podría ser. Sus ojos brillaban ¿le habría subido la fiebre?

—Creo que deberías ir a casa, tienes que descansar para sanar tu resfriado— El otro suspiró, frunció los labios y asintió con la cabeza, sin embargo, parecía que algo lo hubiese molestado, diablos, ¿había dicho algo incorrecto?

—Es mejor que te vaya a dejar, no me gustaría que te pasara algo camino a tu casa- Antes de que siquiera pudiera decir algo, Connor siguió hablando— Además tampoco has salido por la puerta de los empleados y la puerta principal está cerrada, así que...

—Pero... No lo sé, si demoras más en llegar a casa, tu madre se puede preocupar.

—Ella está aquí todavía, le puedo decir que te iré a dejar a casa

—¿Y tu resfriado? De verdad que no quiero que empeore.

—Evan, deja de buscar excusas y vamos, ¿está bien?—tosió un poco, el más bajo lo miró preocupado y se acercó a él.

In a lot of cup of hot chocolate, I will find you [Dear Evan Hansen/Treebros]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora