In a lot of cup of hot chocolate, I will find you [Dear Evan Hansen/Treebros]

Words Fail

No sabía cuánto tiempo había tardado desde la cafetería hasta su casa, no estaba seguro de cómo había abierto la puerta ni mucho menos recordaba haber entrado a su habitación. Al menos había dejado de llorar.

Estaba realmente abrumado, no lograba sentirse tranquilo, sentía su pecho apretado, aunque no más que su garganta, le costaba respirar y las lágrimas amenazaban con salir a cada segundo ¿podría ser un ataque de pánico? Con la poca fuerza que le quedaba, abrió el cajón de su mesa de noche y sacó las pastillas que su doctor le había dado en caso de emergencia, tragó una rápidamente con un poco de agua y al cabo de unos cuántos minutos se sentía increíblemente calmado, pero demasiado cansado. Decidió ponerse pijama y acostarse a dormir, poco le importaba que fueran las ocho de la tarde, ni siquiera tenía hambre y dudaba que luego de lo que sucedió la iba a tener.

Tal vez recibió una llamada, quizá alguien lo vio correr por la calle, pero sintió a su madre llegar (a esa hora poco usual), y correr tan desesperada hacia su habitación como él lo había hecho unos momentos antes, abrió de golpe la puerta y le hablaba, le hablaba demasiado, pero Evan no le respondía ¿siquiera le saldría la voz? Su madre se sentó a su lado, rendida ya frente a la posibilidad de que su hijo le contestara, y mientras en ese característico gesto maternal de pasarle la mano por su cabello, se durmió, esperando que, al despertar, todo hubiera pasado y fuera solo un mal sueño que jamás ocurrió.

Pero apenas abrió los ojos, supo que todo había sido real. Demasiado real.

A la mañana siguiente, Evan sentía su cuerpo realmente pesado y le dolía la cabeza, posiblemente por la falta de agua por tanto llorar. Se duchó sintiendo el agua caer por su cuerpo, pensando que, tal vez de esa forma, lograría sentirse menos culpable por lo que sucedió, que lograría sentirse más liviano y tal vez, solo tal vez con podría salir con una sonrisa real de la ducha.

No tenía ganas de comer, de hablar o hacer algo, la angustia, ansiedad y simplemente... todo era superior a él. De pronto sintió el típico tono de llamada de Skype, se acercó a ver quién era y... claro, era realmente obvio que Jared lo llamaba, no tenía ganas de hablar con él o con cualquier otra persona, así que simplemente colgó, no solo esa, sino todas las veces que lo llamó por Skype y a su celular ¡rayos! Ese chico era realmente insistente. Cuando finalmente estaba comenzando a creer que lo dejaría tranquilo, sintió que alguien tocaba la puerta. Era Jared, lo sabía, lo sentía en su forma particular de tocar la puerta y no tuvo más remedio que ir a abrirle.

—Woah, Ev, te ves un poco mal ¿acaso tu novio pandillero te dejó? —Bromeó, Evan desvió la vista, un poco incómodo.

—No estoy de humor para eso, Jared, lo siento mucho ¿vienes a buscar algo?

—En realidad, no—Jared entró a la casa. Evan no lo detuvo— Te llamaba para hablar, pero cuando no contestaste por ninguna parte, pensé que algún secuestrador entró a tu casa y a lo mejor quería pedir recompensa por ti—Intentó bromear— aunque... claramente me estabas ignorando—Hizo una expresión fingida de dolor y se dejó caer al sofá del living dramáticamente— Ahora que me remplazaste por Connor, creo que... creo que... moriré—Y fingió morir, cayó al suelo, también dramáticamente. Así era su amigo a veces, dramático. Finalmente se levantó del piso, arregló sus lentes y se limpió un polvo inexistente— Oh, vamos, Evan ¿no te vas a reír de esto? Siempre funciona.

—Ugh, solo... Ya te dije, Jared, de verdad no estoy de humor, después de todas esas veces que te corté pensé que te ibas a preocupar, me sentí aún peor.

—¿Aún peor? ¿De qué estás hablando? — Evan lo ignoró.

—Pero tal parece que no— Quizá había sido un poco ácido ese comentario, pero realmente no tenía ganas de respuestas políticamente correctas.