Otro dia de clases se acercaba y Sofía no quería saber nada con pisar el colegio. Deseaba con todas sus fuerzas que la tierra se la tragara, pero como sus deseos no se cumplían la tristeza la consumía.
Le agradaba estudiar. No lo negaba. También le agradaban sus compañeros, a pesar de que ellos no querían juntarse con ella. La persona que no le agradaba era ella misma. Sentía que había algo malo en su persona que provocaba que todos quisieran mantenerla lejos, pero no sabía qué podía ser.
Primero pensó que se trataba de su físico, ya que era morocha, de baja estatura y con sobrepeso. Ella no le daba importancia a lo superficial, pero sabía que algunas personas si lo hacían y no los juzgaba. En segundo lugar pensó que se trataba de su personalidad, ya que era muy tímida y le costaba mucho relacionarse con los demás, cada vez que tenía que hablar frente a frente con alguien la ansiedad se apoderaba de todo su cuerpo. Después pensó que se trataba de su baja autoestima, ya que ella se veía mal y se rechazaba a si misma, los demás hacían lo mismo.
Muchas hipótesis rondaban su cabeza. Sin embargo, ninguna era cierta y Sofía se desesperaba por encontrar una explicación.
En el colectivo rumbo al colegio siempre iba pensando en esto, y se sentía insegura rodeada de tanta gente. Pensaba que el rechazo no era sólo de parte de sus compañeros, también de las demás personas. Aún estando apretada entre más de cinco personas, sentía que todos la miraban con asco y repudio. Se sentía como un bicho raro.
Cuando llegaba al colegio esa horrible sensación se intensificaba porque estaba rodeada de más de cinco personas y muchas de ellas en verdad la miraban, aunque por razones diferentes a las que ella creía.
Se vestía de pies a cabeza con prendas holgadas y oscuras, creyendo que así pasaba desapercibida, pero en realidad su estilo era lo que más llamaba la atención.
Caminaba por los pasillos del colegio y fingia ser invisible. A su vez, odiaba ser invisible. Suena ilógico, pero ella lo hacía para evitar que la lastimaran más. Siendo invisible nadie la vería raro ni haría comentarios hirientes.
Su lugar en el salón era un rincón lejos del escritorio de los docentes y de las miradas. Era buena alumna, hacía todas las actividades en clases, entregaba todos los trabajos a tiempo, obtenía notas altas en las pruebas y no era suficiente. Todos los profesores intentaban hacerla hablar en clase, que participará en trabajos grupales y se acercará más a sus compañeros. Por ende, si sus calificaciones bajaban ese era el único motivo.
Ya lo había intentado antes, al empezar la secundaria ella no era así. Era completamente diferente. Sofía era una chica alegre, que a pesar de tener problemas se mostraba sonriente, solía hacer chistes y le gustaba hacer reír a los demás, hablaba sin parar sobre diferentes temas y tenía un grupo de cinco amigas a las que quería muchísimo.
Todo cambio para mal cuando sus padres tuvieron una crisis matrimonial. Su papá abandono a su mamá por otra mujer que fue su amante durante seis meses. Su mamá intento suicidarse sin importarle que tenía bajo su responsabilidad a tres menores de edad. Sofía siendo mayor a sus hermanos hizo todo lo posible para verse fuerte y consolarlos. Por otro lado, nadie se ocupo de consolarla a ella. Intento buscar consuelo en su grupo de amigas y se llevó una triste sorpresa. A ninguna le interesaba, sólo querían sacarse buenas fotos para las redes sociales, compartir chismes y hablar de chicos. En consecuencia a todo lo que estaba pasando, Sofía se vio abandonada por las personas más importantes en su vida y comenzo a hundirse poco a poco.
El año 2012 fue el más difícil en la vida de Sofía, vivía en casa de sus abuelos, con la atención de toda la familia puesta en su mamá para que no se quitará la vida, y sus pequeños hermanos crecían en un contexto tóxico. Luego de unos meses sus padres se reconciliaron y las cosas volvieron a su lugar, pero ella nunca perdono a su papá.
A quienes sí perdono fue a sus amigas. De todas maneras, la relación fue desgastandose con el tiempo y a su vez Sofía fue todavía más lastimada. Sus amigas tenían intereses diferentes a los suyos y esa fue la excusa perfecta para alejarse de ella.
A partir de entonces Sofía cambio por completo y cayó en un pozo del que parecía imposible salir.
Desde su rincón observaba minuciosamente a sus compañeros a medida que iban llegando. Ella era la primera en entrar al salón. Después entraba un grupo de dos chicos y una chica, reconocidos y excluidos por ser lo que los demás llamaban "emos". El grupo estaba integrado por Lucas, un chico bastante serio que se llevaba mal con todos excepto con los de su reservado grupo; la única chica era Juliana y su personalidad era bastante parecida a la del primer chico y el tercero era Gastón, un chico bueno y tímido, del que Sofía gustaba en secreto. Más tarde llegaba un grupo de cinco chicas muy parecidas a sus exs amigas: Elizabeth, Iara, Jimena, Melina y Micaela. A primera vista uno piensa que son chicas arrogantes y coquetas por naturalidad, pero sus aires de superioridad son un escupo. Seguido llegaba un duo de dos chicas llamadas Violetta y Milagros, ambas se dedicaban exclusivamente a estudiar y no le prestaban atención a nada ni nadie más. Por último, siempre a la hora justa, se aparecía el resto de los varones que formaban un grupo de seis. Agustín era el líder, su mejor amigo Pablo le seguía y sus peones eran Aaron, Nicolás, Iván y Daniel. Seis chicos que pretendían ser rebeldes y caían en la bajeza de molestar a los que se veían más indefensos.
Ante la mirada ingenua de Sofía todos eran geniales y uno de sus mayores deseos era poder ser amiga de ellos. Pero, no sabía cómo lograr su objetivo. Hasta que un día creyó encontrar la manera.
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Invisible.
Non-FictionTerminada. Sofía era una chica buena, pero había algo que la hacia sentirse rechazada por todo el mundo. En un principio pensó que podía ser su físico fuera de todo estereotipo bien visto, pero al notar que había más chicas como ella descartó esa po...