Violetta y Milagros.

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Aaron, Violetta y Milagros guardaban un secreto muy similar.

Aaron era gay, Violetta era lesbiana y Milagros era bisexual. Sin embargo, el chico desconocía de la situación de las chicas y viceversa. Entre ellas sí lo sabían, pues compartían otro secreto: eran novias.

Todo el mundo creía que lo que las unía era una gran amistad pero ellas desde un principio supieron que se querían para más y así fue como se dieron las cosas. Se conocían hace dos años y su noviazgo llevaba un año.

La familia de Violetta estaba al tanto de su orientación sexual y con la mente abierta supieron aceptarla, por eso ella vivía sin preocupación a lo que pensarán los demás. Al contrario, Milagros aún lo mantenía en secreto, porque su familia era muy religiosa y homofobica. Sumando que hace poco tiempo se había descubierto, anteriormente sólo había estado con chicos y dudaba de su atracción hacia las chicas.

En el curso y en el colegio nadie sabía nada. Ambas eran muy reservadas y no hablaban mucho con los demás. Sus compañeros en especial les caían mal. Sobre todo porque tenían actitudes que a ninguna de las dos les agradaban y hacían comentarios machistas o homofobicos que ellas rechazaban por completo.

Siempre hacían todo juntas, las actividades, los trabajos, y si una faltaba una la otra tampoco iba. A la hora del recreo se escondían en la biblioteca para poder hablar y estar tranquilas. Además de poder darse demostraciones de amor sin ser vistas.

Entre los estantes llenos de libros se escondían sus besos y palabras lindas de una para la otra. La bibliotecaria se había hecho amiga de ellas y por eso las dejaba pasar tiempo ahí.

A Violetta no le gustaba esconderse, lo hacía porque entendía la situación de Milagros y la respetaba. Pero no podían hacerlo por siempre, algún día alguien iba a descubrirlas, y ese día había llegado.

Algo inusual le sucedio a Sofía, no había terminado la última actividad de Literatura y necesitaba que le prestarán un libro. Ese motivo la había llevado a la biblioteca. Entro silenciosa, como era ella, y noto que la bibliotecaria no estaba en su escritorio. No se atrevió a meterse entre los estantes y espero a que aparezca, pero la señorita Bravo volvería recién al terminar el recreo.

Sofía había decidido irse cuando escucho voces y se animo a entrar.

"Tengo a la novia más linda del mundo." escucho clarito las palabras de Violetta dirigidas a Milagros y vio como las chicas se besaban.

La situación fue igual de incómoda que cuando encontro a Agustín con aquella chica, pero esta vez estaba más sorprendida. No se imaginaba que sus compañeras sentían atracción por las chicas, y mucho menos que eran novias.

El beso de Violetta y Milagros duro poco y al separarse se percataron de la presencia de Sofía. Las tres se quedaron inmóviles e intercambiaron una mirada, pero ninguna podía abrir la boca para decir algo.

"Yo no vi nada." Sofía rompió con la tensión y se fue por donde había llegado.

Violetta y Milagros permanecieron en silencio. La primera se tranquilizó rápidamente pero la segunda quedo muy preocupada y su novia tuvo que abrazarla buscando acabar con esa preocupación.

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