Iara.

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Iara era otra de las compañeras de Sofía, y también compañera de Nicolás, con quien compartían vidas muy similares en ciertos aspectos.

El significado de su nombre está relacionado con una persona capaz de alcanzar cualquier sueño o meta que se proponga.

¿Cuál era el sueño de Iara? Ser bailarina profesional de danza contemporánea.

¿Cuál era su obstáculo? Su papá, quien amenazaba con impedirle asistir a clases de danza en caso de reprobar alguna materia.

Desde el comienzo de su último año de secundaria intento concentrarse mucho más que antes en el estudio, pero eso no iba con ella. Iara se caracterizaba por vivir para divertirse y hacer lo que le gustaba. Su única preocupación era pasarla bien con sus amigas y ser una buena bailarina. Así de despreocupada había sido siempre y era difícil cambiar.

Para su buena suerte sus notas marcharon bien hasta que en el último trimestre se relajo y comenzó a correr peligro en la materia de Inglés. No le parecía interesante ni importante, pero para su papá sí, al igual que todas, y no le perdonaría ningún error.

A diferencia de Nicolás, en esta historia el conflicto padre-hija no era tan grave. De todas maneras, ocasionaba angustia y presión sobre Iara.

Ella no tenía una mala relación con sus padres, tampoco tenía una vida difícil, era dentro de todo normal. Aún así le gustaba que tanto su papá como su mamá se sintieran orgullosos de ella y haría todo lo posible para lograrlo. Al igual que todos los adolecentes de su edad, tenía miedo de fracasar.

El día de la prueba decisiva se encontraba tan nerviosa que le bajo la presión y falto a clases, pero cuando volvió tuvo que enfrentarse a la realidad. Si hubiera estudiado se habría evitado los problemas, pero con una importante presentación de baile aproximándose sólo se ocupo de ensayar a la perfección su coreografía.

Por las casualidades de la vida un mismo día Sofía había salido unos minutos al recreo para  ocupar el baño e inevitablemente escucho una conversación entre sus compañeras.

"Si no apruebo chau clases de danza, chau presentación, chau todo." se quejaba Iara evitando largarse a llorar.
"No exageres." fue la respuesta de su amiga Elizabeth.
"No exagero. Mi papá no me va a dar otra oportunidad." se defendió la chica en cuestión.

Nuevamente Sofía saco a relucir su empatía, y sintió tristeza por la situación de su compañera. No necesitaba más palabras para entender lo que le sucedía y pensaba que era una pena poner en pausa un talento tan grande como el de Iara. Había tenido la oportunidad de verla bailar en muchos actos escolares y la admiraba.

Después de lo sucedido con Nicolás, él había comenzada a notarla y a saludarla aunque sea a la distancia. En efecto Sofía empezó a creer que si ayudaba a sus compañeros, ellos poco a poco la aceptarían.

Fue así como por impulso abandono el baño casi corriendo para volver al salón y anotar en una hoja las respuestas a las consignas de la prueba. Ella ya la había hecho en la clase que su compañera se ausentó y le resultó tan fácil que recordaba absolutamente todo.

Más tarde cuando Iara encontro ese papel entre sus cosas inmediatamente pensó en Sofía ya que la había visto en el baño y reconocía su letra de las veces que le ordenaban repartir trabajos.

Iara volteo hacia atrás y Sofía levanto la cabeza, recibiendo por segunda vez una mirada cómplice acompañada de un sonrisa que en su mente le aseguraban que su plan iba a funcionar.

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