Nicolás.

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Dicen que el significado del nombre Nicolás está relacionado con la victoria y eso se refleja en la personalidad de quienes se llaman así.
En el caso de nuestro Nicolás, es cierto.

Este compañero de Sofía era bastante competitivo en todos los aspectos de la vida y si no lograba salir victorioso estallaba como una bomba frente a cualquiera. Así fue el día que la chica en cuestión se arriesgó y decidió ayudarlo.

Como siempre Sofía no salía a los recreos y decidía quedarse en el salón, aprovechando que nadie podía verla desde su rincón escondido. Ella se encontraba tranquila escuchando música cuando un estruendo la devolvió bruscamente a la realidad. Entonces levanto la cabeza y se encontró con una situación confusa, Nicolás estaba parado frente a una de las ventanas que daban a la calle y había vidrios rotos por todo el suelo.

"¿Qué pasó?" se atrevió a preguntar. Sin embargo, no obtuvo respuesta. Nicolás no sabía qué responder, necesitaba calmar su enojo para no romper más cosas.

Sí, el vidrio acababa de romperlo él mismo con el puño de su mano y sorprendentemente apenas se hizo un rasguño.

¿Por qué estaba enojado? Pues, tenía una larga lista de motivos y para explicarlos primero debemos conocer más sobre él.

Desde niño Nicolás fue muy activo y como sus padres no sabían de que manera controlar su excesiva energía lo ficharon en un club de fútbol. Al principio no le gustaba pero se veía obligado a asistir a entrenamientos y partidos, de lo contrario su papá amenazaba con castigarlo quitándole actividades que realmente le interesaban. La presión aumento cuando él se convirtió en su entrenador y si le iba mal en la cancha, en casa le esperaba un cruel regaño. Con el tiempo dentro de Nicolás fue creciendo el resentimiento contra su papá y el hecho de tener que contener ese sentimiento lo convirtió en un chico violento.

Cada cosa que Nicolás hacia debía salir perfecta, sino se las vería con su papá. Con esmero y suerte siempre lograba satisfacerlo, pero había llegado el día en que a pesar de todo no pudo.

Estando en último año de secundaria tuvo que empezar a pensar en su futuro y como la mayoría de los chicos de su edad siguió los deseos de su papá, el cual le sugirió que intentará dedicarse al fútbol de manera profesional. Debería haberle hecho caso a su mamá que en cambio sugería carreras tradicionales como Abogacía o Administración de empresas, pero la presión era tanta que no podía liberarse.

Hace unos días se había probado para un club muy importante y uno de los favoritos de su papá, se esforzó y entreno muchísimo para dar todo de si mismo, y no fue suficiente. Estaba en el recreo cuando su papá lo llamo y le comunico en medio de gritos e insultos que no había quedado entre los seleccionados. Sus palabras fueron tan crueles que quiso largarse a llorar y para que nadie lo vea corrió a esconderse en el salón, ahí fue donde intento dejar que las lágrimas salieran pero no pudo y se desahogo golpeando la ventana. Casi siempre era así, se desahogaba golpeando cosas porque había algo que le impedía dejar correr esas pequeñas gotas por su cara y de eso también podía echarle la culpa a su papá que desde chiquito le decía que los hombres no tienen que llorar.

Antes de que pudiera responderle algo a Sofía, un preceptor se apareció en el salón y observo con detenimiento la escena. Inmediatamente dedujo que Nicolás había roto el vidrio y le pregunto "¿Qué hiciste?", pero el chico seguía sumergido en su propio sufrimiento y no sabía como reaccionar.

Sofía que no conocía la historia de Nicolás ni se imaginaba que podía tener problemas porque vivía con una enorme sonrisa en la cara, estaba sorprendida y podía sentir la enorme angustia de su compañero. Sintió mucha pena y ganas de darle un abrazo. Por el contrario, no se atrevió y se mantuvo en su lugar.

El preceptor insistió en que el chico le diera una explicación e ignoro a Sofía desvinculandola por completo, pero ella sola decidió involucrarse para ayudar a Nicolás. "Tiraron una piedra desde afuera." mintió acercándose al preceptor para que la notará. Todos sabían lo buena alumna que era, por ende el hombre no dudo de su palabra y se fue a buscar a un empleado para que levantará los vidrios.

Sofía y Nicolás quedaron solos y compartieron una incómoda mirada de complicidad. "Gracias." susurró el segundo recobrando la voz y Sofía sintió ese agradecimiento como una caricia al corazón que alegro su día.

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