-Deku- [Bakudeku]

-0-

Izuku Midoriya amaba pintar.

A pesar del dolor leve que le causaba alcanzar el pincel y lograr un trazo bien definido sobre una superficie plana, él realmente disfrutaba tener sus dedos rígidos manchados con pintura. Le encantaba llenar de colores papeles blancos, muebles, paredes y puertas. Todo aquello que a sus ojos requiriera un poco de vida, terminaba siendo pintado lentamente por sus manos... manos cada vez más adoloridas a medida que pasaba el tiempo.

A veces... sólo a veces pensaba en cómo hubiera sido su vida si no estuviese enfermo. 

Izuku Midoriya sufría de una enfermedad llamada artritis reumatoide desde pequeño. Una enfermedad lamentablemente incurable, que inflamaba sus músculos y articulaciones cada vez un poco más, dificultándole la movilidad.

Donde más solía sentir dolor era en las manos y en los pies.

En sus últimos años de vida... la mayoría del tiempo se la pasaba sentado. Encorvado, ya que enderezar su espalda también le causaba dolor. Así que prefería sentarse al aire libre con sus cuadernos en blanco y sus latas pequeñas de pintura. 

Era imposible no saber por dónde había pasado Izuku Midoriya, porque tras él siempre dejaba algo impregnado de pintura. De sus dibujos de girasoles, nubes, paisajes o personas. También disfrutaba pintando animales. 

A pesar del obvio esfuerzo y dolor que sufría día a día, siempre se lo podía ver sonriendo al momento de impregnar el pincel de pintura verde. Ese era su color favorito porque le recordaba a su madre. Con ella solía pintar tarjetas navideñas.

El verde... ese era el color de los cabellos siempre despeinados de Izuku, y también el color de sus ojos cansados pero brillantes cada vez que tenía un pincel entre sus agarrotados dedos índice y pulgar.

Era el color que le gustaba ver a través de la ventana, junto al celeste, el blanco, el amarillo y el rojo de las flores. 

Izuku Midoriya amaba pintar y quedarse horas con los ojos fijos a través de la ventana.