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1935~

1935~

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Los inviernos se volvían más y más helados con el paso de los años.

Katsuki había considerado ya varias veces comprarse un calzado diferente para poder caminar en la nieve, ya que incluso el buscar la numerosa correspondencia que les dejaban en el buzón de su hogar se tornaba una tarea difícil en ocasiones. Sin embargo, el rubio prefería gastar el dinero que ganaban en mantas y ropa abrigada, ya que con ello Izuku no se quejaba tanto del frío que lo obligaba a quedarse sentado todo el día, sin poder hacer más que pintar y mirar por la ventana. Sus huesos parecían congelarse del mismo modo que los árboles en la intemperie.

-Tienes un montón de correo.- habló Katsuki luego de sentarse junto a la mesa. Izuku levantó su mirada de la pintura incompleta entre sus manos, enfocando con sus ojos cansados las cartas que le enseñaba su esposo.

-¿Igual que ayer?- se sorprendió. Sin embargo, no se alejó de la ventana ni se levantó de su silla para aproximarse. 

Aunque no tuviera frío, el simple movimiento que conllevaba enderezarse era suficiente para dejarlo paralizado de dolor. Sabía que su enfermedad había empeorado mucho los últimos meses, pero un par de cigarrillos siempre bastaban para relajarse. Eso, y la compañía incondicional de Katsuki, le ayudaban a mantenerse en pie.

El rubio también había notado el desmejoramiento de su pareja. Se había dado cuenta de que era algo serio hacía unos días, cuando la nevada había parado momentáneamente y decidieron salir a caminar para tomar aire fresco luego de varios días de encierro en su casa. 

Izuku había logrado llegar hasta el puente que siempre cruzaban para ir al pueblo, pero luego se detuvo y se aferró al brazo de Katsuki, el cual le observó extrañado ante la firmeza de su repentino agarre. Se había dado cuenta de que el peliverde temblaba y tenía los ojos cristalizados, entonces no tardó en preguntarle qué le pasaba.

"No puedo seguir"

Esa fue toda la respuesta del pecoso. 

Katsuki supo que era verdad porque Izuku amaba salir a caminar, y nunca se negaría a un paseo a su lado. Nunca se había negado hasta ese día en el que el dolor parecía vencerle a cada paso. El rubio accedió a volver, callado, intentando ignorar las disculpas del pecoso y su despreocupación. Se excusaba diciendo que no sabía lo que le pasaba a sus piernas ese día, restándole importancia a la situación, y a Katsuki le recordó los primeros días en los que se conocieron, cuando de igual manera Izuku intentaba esconder su enfermedad de él para que así lo contratara como su empleado.

Incluso en la actualidad, Izuku parecía temer ser despedido, porque a pesar del frío y de su enfermedad, cuando Katsuki no estaba observando, agarraba la escoba e intentaba barrer la suciedad del suelo hacia fuera de la casa.

-Deku- [Bakudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora