Alec se dirigió al entrenamiento. Tan pronto entro al campo, Melissa se echó encima de él.
-Hola bebe, ¿Por qué no te sentaste a comer con nosotros?- Si algo no sabía Melissa, era respetar el espacio personal de una persona. Sin perder tiempo sus manos estaban sobre su pecho. Alec las tomo y las retiro.
-Mel, debes entender que lo nuestro se terminó y no puedes seguir haciendo esto.
-Tu dijiste que podíamos ser amigos y nosotros alguna vez fuimos mejores amigos ¿acaso me vas a negar eso?- Melissa sabia como convencer a un chico y este mejor que nadie no se le iba a escapar. El creía que lo iba a dejar todo por la paz, pero se equivocaba, jamás iba a renunciar a él.
-Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea, pero solo como amigos- Alec no quería hacerle daño, así que no le podía negarle su amistad, pero sabía que en algún momento esto sería un problema para Kira.
El entrenamiento comenzó y se dio cuenta que el novato Marcos no dejaba de mirarlo y tampoco se perdía ninguna caricia o platica que tenía con Melissa.
Cuando terminaron el entrenamiento, Alec se dirigió a la tienda de peluches. En realidad no sabía mucho de los gustos de Kira, sabía que era una adicta a la lectura y que prefería los lugares tranquilos pero quería saber más de ella y era una de las tareas más importantes que tenían en mente.
-¿Lo puedo ayudar en algo?- pregunto una señora, parecía ser la encargada del lugar.
-Sí, quisiera un peluche para una chica especial.
L encargada lo miro con picardía.
-¿Y cuáles son los gustos de esta chica especial?- pregunto la encargada.
-Le gusta mucho leer- contesto Alec- La fantasía y lo romántico.
-Acompáñeme a la bodega, me acaba de llegar un nuevo lote fantástico y estoy segura que a su chica le van a encantar.
Ambos se dirigieron a la bodega y ahí encontraron con cajas enormes.
-Deben estar por aquí- decía la encargada mientras buscaba entre las cajas- ¿puede pasarme la caja de arriba, por favor?
-Claro- Alec tomo la caja y la abrió. Inmediatamente las luces proyectaron un centenar de colores por la habitación.
-¡Ahí están!- dijo la encargada emocionada. Alec la dejo pasar para que sacara los peluches.
De la caja saco dos dragones grandes. Uno era de color rojo con escamas tornasol, las culpables de que el cuarto estuviera iluminado de colores y el otro era azul con escamas con el mismo efecto.
-Creo que alguno de estos es adecuado para ella. Si le gusta la fantasía, esta es la opción perfecta. Desde que los vi en catalogo me enamore de ellos, pero estoy segura que su chica quedara enamorada de usted si le da alguno de estos.
-Pues me llevo los para que la probabilidad de que se enamore de mí no falle- dijo el encantado con los dragones. Eran muy grandes y no está seguro de que entraran en su auto.
Pago los dragones y la encargada lo ayudo a meter uno en la parte trasera del auto y el otro en el asiento del copiloto. De camino a casa de Kira la gente lo observaba y lo señalaba. Se sentía extraño por la reacción que provocaba en las personas que lo veía, pero no tenía duda que era el regalo adecuado.
Al llegar a su departamento tomo el perfume que siempre guardaba en su auto y lo roció en el dragón azul, lo tomo y salió con él. El portero lo miro extrañado, pero lo dejo pasar. Toco la puerta de su departamento y espero, pero nadie abrió, volvió a tocar y escucho unos pasos del otro lado.
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Eterno Amor
FantasyEllos se encontraron por primera vez en la gran Tenochtitlan. Ella era la princesa Iztaccihuatl y el un guerrero élite llamado Popocatepetl. Una promesa de amor los unió por una eternidad impidiendo su final feliz. ¿Podrán ser felices después de mil...