Kira sintió que despertó después de una década dormida. Un paisaje hermoso sacado de la mejor historia de fantasía la rodeaba. No entendía donde se encontraba, pero el lugar le otorgaba mucha paz.
Sintió dos presencias detrás de ella y no dudo en saber quiénes eran.
-¿Eh muerto?- comenzaba a comprender que había sucedido.
-Aun no, pero en esta ocasión puede elegir. Es un regalo que quiero darte- la diosa se situó a un lado de ella y se sentó en el pasto.
Kira la imito y se dejó caer a un lado de ella.
-Estamos en el octavo cielo. Aquí solo residen los dioses y el alma de sus hijos. Por mucho tiempo eh esperado que la tuya ascienda, pero como te platique antes no podía ser así por el egoísmo de ese chico.
-Hablemos con la vedad hermana. Creo que es justo que tu única hija sepa que sucedió. Me lo prometiste si yo te ayudaba a cambiar su destino- Tláloc se situó al otro lado de ella y espero que su hermana hablara.
-Cuando Popocatépetl pidió aquel deseo egoísta yo quede devastada. Tú eras mi única hija mortal, y serias a la única que amararía eternamente en este cielo, pero cuando eso no ocurrió la ira era lo único que sentia que nublo mi juicio. Prometí que haría sufrir al príncipe como él había hecho conmigo, así que si tú no podías estar conmigo, tampoco estarías con él.
>>En cada vida lo hice sufrir arrebatándote de él e impidiendo que cumpliera su promesa.
Kira no podía creer lo que estaba escuchando. Su propia madre le había arrebatado la oportunidad de estar con la persona que más amaba en su alma.
-Esta tan segada por el odio hacia el chico que no me detuve a ver el daño que te estaba haciendo. Creía que al rencarnar y no recordar nada, tú no sufrías, pero todo ese dolor se quedaba en tu alma y no te permitía ascender al cielo.
>>Si hay algo que debes entender, es que jamás quise hacerte daño y es por eso que ahora te doy la oportunidad de regresar con él. Comprendo que tu corazón y el de él es uno solo desde la primera vez que se vieron. Esa clase de amor ya no existe y me apena haberte arrebatado eso en tantas ocasiones.
La mano del dios de la lluvia se posó en su hombro.
-Si decides regresar, podrás completar la promesa que el guerrero hizo en su primera vida, y cuando su tiempo en la tierra acabe aquí estará tu madre para recibirte con los brazos abiertos. Pero quiero pedirte comprensión hacia ella. Es mi hermana y eh visto como ha sufrido todo este tiempo sin ti- La voz del dios era enigmática y era imposible no hacerle caso. No hizo lo correcto al alargar su tiempo en la tierra, pero ahora sacrificara sus idas a la tierra para que tú puedas regresar a ella.
Kira se giró para ver como la diosa derramaba una lágrima. Pensó que sus acciones habían sido egoístas, pero no la juzgaría pues si su dolor era parecido a lo que sentía por Alec, entonces cargaba con mucho dolor.
Se acercó a ella y la abrazo, con él le agradecía sus sacrificio y su amor.
-Digna hija tuya- dijo el dios a su lado.
Cuando Kira se separó de su madre y ambas sonrieron. Al verla a los ojos se vio reflejada en ellos.
-¿A mí no me toca abrazo? Yo también sacrifique mucho, sin ningún pesar, por supuesto- Tláloc le caía cada vez mejor y es seguro que cuando ascendiera al cielo lo pasaría bastante bien con ellos.
-Hay una última cosa que quiero pedirles- dijo Kira decidida.
-¿Qué es lo que necesitas?- pregunto su madre tomándola de las manos.

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Eterno Amor
FantasyEllos se encontraron por primera vez en la gran Tenochtitlan. Ella era la princesa Iztaccihuatl y el un guerrero élite llamado Popocatepetl. Una promesa de amor los unió por una eternidad impidiendo su final feliz. ¿Podrán ser felices después de mil...