La sorpresa de año nuevo

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Ya era 31. Último día del año. A Aitana le encantaba salir esa noche a disfrutar con sus amigos del inicio del nuevo año, pero este año no tenía con quién ir.

Amaia se había marchado a Londres a visitar a su familia, y ya de paso se había llevado a Alfred ahora que eran novios. Alfred siempre tuvo una debilidad por esa ciudad y por eso se emocionó muchísimo cuando se lo propuso.

En cuanto a Marta, esta se había ido a pasar las Navidades a casa de su familia del sur, por eso tampoco podía quedar con ella.

El año pasado fue con Joel cuando todavía eran amigos, y es que nunca debieron ser algo más. A veces lo echaba de menos, y se odiaba por ello, porque sabía que así estaba mejor, pero es que fue su mejor amigo y ya no tenía ese alguien tan especial con quien desahogarse, y a veces lo necesitaba. Lo que ellos tenían era muy especial, hasta que empezaron a salir y se volvió muy posesivo. Era una cara de él que no conocía.

El único al que había visto estas Navidades había sido a Luis, pero desde lo que pasó en Nochebuena, no habían vuelto a hablar, y no pensaba ser ella la que cediera. No era por tozudez, simplemente sentía que se debían una explicación que ni ella quería dar ni quería escuchar.

De repente, tocan a su puerta.

+Pasa.

-Hola hija – dice su madre - ¿Qué haces ahí tumbada? Levántate y arréglate que queda poco para que vengan todos. Por cierto, supongo que no te importará, pero he invitado a tu novio.

+¿Que has hecho qué?

-Pues eso, que llevas todo el día tumbada en la cama desanimada y supuse que no lo habías invitado porque pensarías que me molestaría que viniera a todas las citas familiares, pero hija, he visto lo mucho que te quiere y mientras te haga feliz, que venga las veces que quiera que no es ningún estorbo.

+¿Pero cómo le has invitado? ¿Y qué te ha dicho?

-Sabes que me gusta tener el número de tus amigos por si ocurre algo, así que el día que vino se lo pedí antes de que bajaras mientras te esperaba. Le pregunté si tenía planes y me dijo que no y que estaría encantado de venir.

No le apetece rechistar mucho, su madre lo ha hecho con la mejor intención del mundo y lo último que quiere es hacerla sentir mal. Además, una parte de ella sabe que era justo lo que necesitaba.

+Muchas gracias mamá

Queda una hora para que llegue, así que sale corriendo hacia el baño para empezar a maquillarse. Una vez lista, se ondula un poco el pelo y se pone su vestido rojo favorito, de manga larga, pero con transparencias encima del pecho. Y justo se termina de poner las botas cuando el timbre suena.

-¿Aitana puedes ir tú? Es que estoy ocupada.

+Vale mamá.

Sale a toda prisa y comienza a bajar las escaleras con cuidado de no caerse. Abre la puerta, y ahí está.

Esta vez ha optado por una camisa blanca clásica y unos pantalones negros de traje. La chaqueta de este la trae colgada del brazo. Está deslumbrante.

-Hola – dice sonriendo.

+Hola, me alegro de verte, pasa – se dan dos besos a modo de saludo.

Deciden quedarse en el sillón esperando a que llegue el resto.

-Espero que no te moleste que esté aquí, pero es que esta mañana me llamó tu madre y se veía tan emocionada que no supe cómo decirle que no.

+No te preocupes, me alegra que estés aquí.

No lo decía en broma. Ni la sonrisa de él lo era. No había más verdad que las ganas que tenían ambos de verse.

En seguida la tensión de ambos se pasó, y volvieron a sus conversaciones cargadas de risas y chistes malos de los que solo ellos dos eran capaces de reírse.

Cuando llegó el resto, se sentaron en la mesa y esperaron a que sonaran las campanadas. Luis casi se atraganta a la quinta y con solo verlo Aitana no podía parar de reír, por lo que a duras penas se terminaron de comer las uvas.

Pasaron un rato más charlando todos juntos hasta que los más jóvenes empezaron a marcharse para irse con sus amigos de fiesta.

-No la traigas tarde – le dice la madre de Aitana a Luis de repente.

-Tranquila, estaremos de vuelta antes de que amanezca, la deja en buenas manos – contesta él mientras pone su brazo en forma de jarra invitando a Aitana a que lo agarre y salgan juntos.

Puede que no estuviera en los planes de ella, pero a veces cuanto menos se planea, mejor sale todo. Y estaba muy feliz de poder pasar el año nuevo a su lado.

Más allá de un sueño - AITEDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora