Peligrosamente cerca

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Luis está haciendo la maleta, otra vez. En los últimos meses ha cambiado varias veces de casa y ya se conoce casi todo el pueblo entero.

En un rato ha quedado Lorena en venir para ayudarle con los pocos muebles que se tiene que llevar.

No lo hace por gusto, lo hace por obligación. Y Lorena es la única que lo sabe.

Cuando Aitana presenció aquel malentendido pensó que lo mejor era distanciarse de ella, pero al tiempo se dio cuenta de que algo extraño estaba pasando a su alrededor e intentó contárselo. Sabía que en ella podía confiar, pero ella se negó en rotundo.

Fue aquella noche después de quedar con Marta y sus amigos cuando se dio cuenta. A las pocas semanas de ponerse en serio con el objetivo por el que había acabado en aquel pueblo.

¿Sabes cuando ves algo extraño y te da una corazonada de que algo no va bien? Eso le pasó a él cuando vio a aquel coche negro detenerse frente a la puerta de la discoteca, del que pocos segundos más tarde salió un tío con unas pintas muy raras. Llevaba gafas de sol, no tenía pelo y llevaba una bufanda tapándole todo el cuello y la boca. Parecía como si no quisiera que nadie lo reconociera.

Él estaba entrando al baño en aquel momento, y justo cuando salió lo vio hablando con Marta, por lo que se mantuvo allí mirando de lejos hasta que se fue. Después habló con Marta y esta le dijo que había preguntado por él alegando que era un antiguo conocido, de cuando vivía allí de pequeño, pero como Marta no sabía nada de eso, le dijo, y pensó, que hablaba de otra persona. Y él decidió seguirle mintiendo diciéndole que era imposible que fuera él ya que nunca había vivido allí antes.

Después de eso empezó a estar más alerta, y se dio cuenta de que aquel coche estaba demasiadas veces muy cerca de él. Incluso cuando se suponía que estaba durmiendo, se asomaba la ventana y allí lo veía.

Se lo contó a Lorena y esta le dijo que se podía quedar en su casa unos días, pero él no quería ser una carga, por lo que se mudó, hasta que lo volvieron a encontrar y decidió quitarse el móvil por si se lo tenían localizado. Funcionó, pero aun así dejó hasta de ir a clase, y actualmente estaba seguro, al menos de momento, pero no quería seguir jugando al gato y al ratón, y decidió que era buen momento de resolver aquello. De lo contrario ni él sabía qué podría pasar si lo volvían a encontrar antes de lograrlo.

Si era verdad que aquel señor lo conoció de pequeño, y además, sabiendo que empezaba a seguirlo cuando se centraba más en su misión allí, pensó que a lo mejor tendría algo que ver con todo lo que aquel día pasó, aunque él seguía sin poder recordar nada. Por eso decidió que lo mejor sería volver al lugar en el que todo empezó, a su antigua casa, al menos a una cercana, porque la suya estaba destruida todavía por el fuego del incendio ya que nadie se había preocupado en arreglarla.

Más allá de un sueño - AITEDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora