De una zancada, Luis ya se encontraba encima de la copa del árbol, y tendiéndole la mano a Aitana, le pide que lo siga.
+No puedo Luis, me dan miedo las alturas.
-Dame la mano, yo te ayudo, confía en mí, no te voy a soltar.
+¿Y si me caigo?
-Te levantaré.
+¿Y si no puedes y empiezas a caerte tú también?
-Pues caeremos juntos, pero no pienso soltarte.
En realidad, estaban exagerándolo mucho, al fin y al cabo, era solo la altura de un primero. Si llegaban a caerse, como mucho se romperían un hueso, no es como si estuviera el típico agujero sin fondo de las películas justo debajo.
Aitana sonríe y le agarra la mano. Luis tira de ella en el momento que salta y en unos segundos se encuentran a escasos centímetros uno del otro. Aitana mira al suelo.
+Ay Luis, está muy alto, me voy a caer.
-Tú no mires abajo – dice abrazándola bien fuerte, no iba a permitir que le pasara nada malo.
Cuando nota que Aitana está mejor ya que su abrazo se afloja, salta sin pensárselo, dejándola a ella arriba.
-¡Salta! – dice extendiendo los brazos.
+No puedo, tengo mucho miedo – se agarra a una rama con fuerza.
-Venga, yo te cojo, no tengas miedo. No voy a dejarme perderte ahora que por fin puedo volver a decirte lo mucho que te quiero cada día del resto de mi vida – grita desde abajo, con las manos haciéndole de altavoz.
Sigue exagerando bastante la situación, pero había vuelto a hacer sonreír a Aitana, que no se lo piensa más y salta encima suya. Luis la agarra entre sus brazos, aunque se cae hacia atrás y se pega un buen culazo contra el césped.
Pero no tienen tiempo de lamentos ni de más gestos de amor. Ya han perdido demasiado, y no saben si aquellos hombres volverán en algún momento.
Luis se levanta en seguida y empieza a buscar su zapatilla por el jardín. Aitana lo imita.
-¡Joder! No la encuentro.
+Bueno, no pasa nada, ya es hora de que te renueves esas Vans negras desgastadas.
-Pues vas a tener que verlas muchos más días porque aquí está – la saca de detrás de un arbusto.
En ese momento empiezan a escuchar voces acercándose por la puerta principal. Saben que son ellos, por eso Luis se la pone en seguida y corre hacia la tapia del jardín cogiendo de la mano a Aitana por el camino.
La tapia no es muy alta, pero sí lo suficiente como para que Aitana no llegue bien, por eso coge a Aitana de las piernas, levantándola y haciendo que llegue arriba y, tras agarrarse, trepa hasta estar sentada encima. Luis de un salto hace lo mismo. Ambos ¡saltan a la vez al otro lado.
Luis decide acompañar a Aitana hasta su casa. Sabe que esos hombres en cuanto revisen la casa volverán a buscarlos fuera, y lo último que quiere es que le hagan algo a ella.
Al llegar, se despiden dándose un abrazo y Luis echa a correr para volver a su casa, que se encuentra bastante más lejos.
+LUIS, ESPERA – grita desde la puerta.
Él se para en seco y se vuelve.
+Quédate aquí esta noche, por favor.
Luis se acerca a ella incrédulo.
-¿No le va a importar a tu abuela?
+¡Qué va! Hay una cama vacía en mi habitación. Es la de mi primo Raúl, que hace mucho que no viene. Joel se iba a quedar en ella, pero por lo que veo, se ha ido de verdad, su coche no está donde lo ha aparcado – señala a un lugar de la calle que ahora está vacío.
-Otra vez me pides que me quede contigo una noche, la historia se repite.
+Sí, pero ahora hay una diferencia.
-¿Cuál?
+Ya no eres un desconocido odioso.
-¿Ah, no? ¿Y qué soy?
+Un novio odioso – ríe.
-¿De verdad? – pone cara de indignación.
+Es broma, es broma. No eres mi novio, pero sigues siendo odioso.
-¿Cómo que no?
+¿Me lo has pedido acaso?
-Señorita Aitana – dice Luis hincando una rodilla en el suelo mientras le agarra su mano - ¿me concedería usted el placer de ser mi novia?
+No sé, déjame pensarlo... ¿me cantarás cada noche esa canción tan bonita que cantabas en la plaza?
-Claro que sí.
+Pues entonces, acepto.
Luis se levanta, sonriente. Le coge ambas manos mientras se las acaricia con los pulgares.
Si algún fotógrafo hubiera pasado por allí en ese momento, seguro que no se hubiera resistido a inmortalizar aquella escena.
Aitana mete la llave en la cerradura y abre la puerta.
+¡Abuela! Ya estoy aquí. Traigo visita, seguro que te va a caer genial.
Y ambos entran en la calidez de la vivienda, de la mano.
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Más allá de un sueño - AITEDA
FanfictionAitana es una chica normal de 18 años, con una vida como la de cualquier otra adolescente, hasta que un día tiene una pesadilla que lo cambia todo Intentando todavía asimilarlo es cuando entra Luis a su vida y siente que tiene algo que ver con todo ...