Miedo

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Luis a pesar de haber estado dos veces ya con la familia de Aitana en Navidad, no conocía a su abuela paterna. La familia que se reunía en casa de Aitana en esas fechas era la materna.

El olor de la cena embriagaba el ambiente, y ambos estaban muertos de hambre, así que lo primero que iban a hacer era saciar sus estómagos.

+¿Viste a Joel? – le pregunta a su abuela, una vez que ya los tres están sentados en la mesa cenando.

-Tu novio se fue hace unas horas. Entró enfurecido, recogió sus cosas y dio un portazo. Llegué a pasar hasta miedo, por eso ni le pregunté. ¿Ha pasado algo?

+Nada, tranquila, pero ya no es mi novio – concluye.

-Sinceramente, me alegro. Nunca me dio buena espina. Pero mi niña, ¿estás bien?

+Sí, sí, tranquila.

-Bueno, me has dicho que te llamabas Luis, ¿verdad? – dice girando su cabeza hacia él.

-Así es.

-¿Desde cuándo os conocéis?

-Llegué nuevo este curso al insti, y coincidimos en la misma clase.

-Pareces buen chaval, cuídamela.

+¡Abuela! – contesta Aitana medio atragantada y con los ojos a punto de salirse de sus cuencas.

-No se preocupe – interrumpe Cepeda – ella sabe cuidarse sola, no necesita a nadie, pero si pasa cualquier cosa, tenga por seguro que la protegeré.

Aitana sonríe. Luis siempre sabe cómo tratarla. Entendió desde el principio que ella no quería ser la típica princesita encerrada que necesita ser salvada de su torre.

Una vez terminan de cenar, los dos se despiden de la abuela de Aitana deseándole buenas noches y se dirigen al cuarto.

Aitana realiza una rápida búsqueda exhaustiva para encontrar algo, y no, definitivamente no queda rastro de Joel. Respira aliviada.

Coge el móvil, que se encuentra ya cargado, y mientras Luis observa la estancia, revisa que no tenga ningún mensaje importante.

-¿Te importaría dejarme un momento el teléfono? Necesito hablar con Lorena de todo lo que ha pasado lo más rápido posible, y ya sabes que no tengo móvil...

Aitana sonríe y se lo extiende. Ahora que sabe quién es, ya no le cae mal, y mucho menos desconfía.

Luis teclea los números y el altavoz empieza a sonar. Lo mira absorta mientras él mueve sus labios emitiendo sonidos que no identifica porque toda su concentración se encuentra en otros sentidos. Le encanta poder volver a mirarlo así de cerca. Le encanta su sonrisa mientras está diciendo aquel "ya nos hablamos, ¿vale?", y le encanta todo en él, para ser sinceros.

Luis cuelga y se vuelve hacia ella para devolverle el teléfono.

-¿Te doy un pañuelo? Se te está cayendo la baba.

Aitana reacciona en seguida y vuelve de ese mundo al que se había ido mientras lo observaba. Se limpia con la mano y no encuentra nada.

+¡Eres un mentiroso!

-Poco te faltaba – dice riéndose.

Aitana le da una colleja. Él se queja con un sonoro "ah" que alarga más de la cuenta. Le encanta dramatizar esas situaciones, aunque ambos saben que no se ha hecho daño.

+Eres un exagerado, no te he dado tan fuerte.

-Pues verás el moratón que me va a salir mañana – dice sobándose el cuello - por cierto, ¿cómo estás del golpe que te pegaste en la cabeza esta tarde en la plaza?

Más allá de un sueño - AITEDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora