⌗ INJE ♡̷̷%՞˖

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Jun llamó a la puerta de la habitación de su hermano y entró.

—¿Se puede? Bueno, da igual, ya he entrado.

Minghao estaba tumbado en la cama con la almohada en la cabeza, llorando. Jun se sentó al lado suyo.

—¿Qué te pasa?

—Nada, déjame.

—Anoche quemé el cadáver del abuelo.—Soltó Jun. Minghao no quería saber nada sobre ese tema.—Cuando quemas un muerto huele raro pero me gustó, me recordó a mi primera muerte.

—No me interesa.

—Vamos, Haohao... Todos sabemos perfectamente que sí. Incluso tú mismo lo sabes.

El menor se incorporó un poco para mirar a su hermano a los ojos.

—¿Cómo dices? No soy un psicópata como tú.

Jun se levantó de la cama con un gesto en el rostro que no habían visto nunca.

—Deja el rol de niño bueno e inocente.—Empezó Jun.—No se te da bien.

La expresión de Minghao cambió totalmente. En su rostro, una mueca de locura se abrió paso.

—TÚ ME HICISTE ESTO, JUN. Yo no quería... Yo no quería ser como tú.

—Blah blah blah... Sí, lo que tú digas, pero no tienes otra opción que obedecerme si no quieres que te delate. Recuerda, tengo el control sobre ti y si cualquiera ve tu aspecto real y sobre todo esa preciosa mandíbula que yo mismo te arranqué, entonces será mejor que hagas caso a lo que te diga.

No supo que responder a eso. Él no quería seguir a su hermano pero desde que lo vinculó a él no había podido separarse nunca.

—¿Por qué tuve que ser yo?—Preguntó Minghao con un nudo en la garganta.

—Siempre fuiste especial para mí y, aunque por tu culpa me ejecutasen todas esas veces, aquello hizo que me enamorara más de ti.

Tras decir eso, Jun se giró directamente hacia Minghao y lo empujó para que quedase tirado encima de la cama. El mayor se puso encima de él y le agarró las muñecas para que no pudiese moverse.

—Quita, estúpido. Te odio.

Forcejearon un poco y al final Minghao le dio una patada a su hermano haciendo que este se quitase de encima.
El chico salió corriendo y Jun salió tras él.

Bajó las escaleras de dos en dos y continuó corriendo, pero cuando pasó por delante de la puerta del sótano, esta se abrió y le dio en la cara a Minghao.

Una persona encorvada y con la ropa destrozada salió de allí. No pudo verle la cara con claridad.

Retrocedió y se chocó contra Jun.

—Haohao, te presento a Seokmin, mi mascota personal.—Y una macabra sonrisa apareció en su rostro.

Minghao miró al ser que apareció de la puerta del sótano, que se fue enderezando, dejando ver su rostro deforme y sus ojos blancos sin vida, como los de un zombie.

El chico salió corriendo en dirección hacia la puerta.
Cuando llegó, la abrió y antes de marcharse gritó:

—¡Ojalá algún día recibas todo el mal que estás haciendo!

Y huyó de su casa por un largo tiempo sin ni siquiera despedirse de sus padres. En ese momento lo único que quería era alejarse del demonio que le atormentaba desde hace siglos.

Quería librarse de Jun.