⌗ INJE ♡̷̷%՞˖

1/11/1478

"¡No es más que un brujo!...¡Ya sabía yo que ese chico no era normal!...¡Un día le vi haciendo brujería!"

Y más comentarios así atormentaban a Jun desde que le acusaron de hacer magia negra.

Pero lo único que hizo fue enamorarse de la persona equivocada.

Un muchacho, un año más joven que él, al que siempre veía en el mercado ayudando a sus padres, le había robado el corazón.

Sí, quizá Jun no era la mejor persona de todos, incluso a veces se le iba la cabeza, pero era lo que tenía no haber conocido nunca la palabra amor, que cuando la conoces haces lo que sea por esa persona. Y así lo hizo.

Aquel chico, llamado Minghao, siempre lo trataba muy bien, tenía un trato correcto con él, y eso le hacía sentirse especial, pero no lo era, nunca fue diferente, ya que trataba por igual a todos los clientes de aquel puesto.

Y un día Jun se decidió y secuestró a aquel chico tan tierno con él, o eso pensaba.
Nadie supo lo que hizo para secuestrarle, ya que nadie se dio cuenta, tan solo lo hizo.

La familia de Minghao pidió ayuda, y meses después de estar encerrado con un loco como el que era Jun, lo encontraron.

Llegó el 1 de noviembre y la realeza anunció la llegada de la temida Inquisición.

Minghao, para vengarse de su secuestrador, decidió denunciarlo por brujería, uno de los peores crímenes y que además era castigado con la muerte.

Todos sabían que el mayor era un chico muy raro y a nadie le extrañaría que fuese un brujo en realidad.

Le denunció y la inquisición apresó al chico. Días después fue su ejecución.

Iba metido en una jaula, que estaba en una carreta, y lo paseaban por las calles de la ciudad mientras los habitantes le gritaban y lanzaban cosas.

"¡Irás al infierno!...¡Los brujos como tú no deberían existir!..."

Llegaron a la plaza del pueblo. Un poste con leña abajo decoraba el centro.

Lo subieron al poste y lo ataron de pies y manos.

Varios verdugos se alejaron y quedó uno que lanzó una antorcha encendida a la leña y salió de allí.

El fuego empezó a extenderse rápidamente por toda la leña hasta llegar a los pies de Jun. El calor era inaguantable y una terrible sensación empezó a subirle por las piernas.

Pasó un minuto y él seguía ardiendo. El dolor era cada vez más insoportable y cada vez se le nublaba más la vista.

Lo único que vio antes de perder el conocimiento fue a la persona de la cual estaba enamorado, Minghao, que entre el público sonreía triunfante.

Jun juró antes de perder el conocimiento que pasaría toda la eternidad junto a él, costase lo que costase.

Al cabo de un rato, extinguieron el fuego y allí solo quedaban las cenizas del chico.

Minghao, que se había quedado hasta el final del espectáculo, decidió ir a tomar algo a la taberna más cercana para celebrar la muerte del supuesto brujo.

Llegó allí y empezó a beber y a beber, una cerveza tras otra.

Dieron las tres de la madrugada y el tabernero lo echó de allí. El chico iba totalmente borracho, y de camino a su casa se cayó varias veces.

No había nadie por la calle y la única luz que había era la que provenía de la luna.

De repente, una sombra se formó delante del chico, que se frenó en seco.

Esa sombra se abalanzó contra él, haciendo que cayera al suelo, y comenzó a ahogarlo.
Minghao pataleaba de forma idiota intentando zafarse de su atacante, sin éxito.

Cada vez le quedaban menos fuerzas, hasta que dejó de moverse y murió.

Pero él aún se sentía consciente. Vio como la sombra empezaba a decir algo que no logró entender y su cabeza empezó a dar vueltas. La sombra desapareció y para él todo se volvió oscuro.

Poco después, despertó muy cansado en una especie de laberinto, había niebla y era muy espesa, todo estaba muy oscuro y hacia mucho frío.

A lo lejos, vio venir a la sombra que lo había atacado. Este espectro fue tomando la forma de Jun, el brujo, y cuando ya estaban uno en frente del otro, el brujo lo tomó de la mano y le hizo un corte.

Su sangre goteó y cayó a la niebla, que empezó a hervir.

—Ahora, estás vinculado a mí, así podremos estar juntos para siempre.