#O11

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"Jun...no está...aquí."

Minghao reaccionó tan pronto como pudo a la sombra que le hablaba desde la puerta. Se tiró de la cama y se escondió detrás de ella dejando ver solo un poco de su cabeza. No se atrevía a decir nada ni a moverse.

La sombra siguió plantada en la puerta durante un rato hasta que se marchó. Finalmente, Minghao, al ver que ese ser se había ido, decidió levantarse del suelo.

Escuchó un ruido detrás suyo y se giró, pero no había nadie ni nada. Volvió ese ruido, y juró que lo había oído antes. Hasta que lo recordó.

El mismo sonido de pasos que escuchó la primera vez que hizo un ritual. Como si cientos de seres diminutos se hubiesen colado en su habitación y estuviesen jugando por allí.

Empezó a mirar a todos lados en busca de algo que causase esos ruidos. Sus pulsaciones empezaban a acelerarse a medida que los pasos iban haciéndose más fuertes, o eso pensaba. Pero pararon de golpe.

Una corriente de aire fría entró por la puerta e hizo que esta se cerrara dando un portazo sobrenatural.

La habitación quedó a oscuras, ya no se oía nada, no se veía nada.

—¿Hola?—Se animó a preguntar el chico.

No recibió respuesta. En cambio, sí recibió un fuerte golpe en la cabeza que lo hizo caer al suelo inconsciente.

Abrieron la puerta de la habitación y se llevaron a Minghao de allí.

En la punta más alejada del jardín, Jun se encontraba con Kyulkyung buscando libélulas.

Junhui... Una pregunta. ¿Por qué tienes esa obsesión con las libélulas?

—No lo sé, siempre me han gustado, son muy bonitas, y me recuerdan a algo, o a alguien, no sé.

Recuerdo cuando eras pequeño y las ibas buscando por ahí... Y cuando Seungcheol te dio una para que me la dieses.

Jun suspiró al recordar su vida cuando era pequeño, cuando aún no sabía todo lo que sabía ahora, cuando sus padres estaban vivos y cuando él aún no estaba enamorado de su hermano.

—Señora... Pero esa libélula estaba muerta.

Esa libélula era como nosotros ahora... Antes estaba viva y ahora ya no.

El chico no supo que contestarle, tenía razón. Esa libélula vivió una corta vida al igual que él, pero no se arrepentía de la situación en la que estaba. Le gustaba ayudar a otras personas en ese estado. Pensaba que quizá esa era la razón de su existencia.

—Señora, volvamos a la casa, se está haciendo de noche.

Y así lo hicieron. Dejaron su busca del insecto para otro momento y entraron a la casa. Jun se estremeció pues hacía más frío que de costumbre. Sí, quizá la casa estaba abandonada, pero Jun la cuidaba mucho y él sentía el frío, sin saber muy bien porque podía sentirlo.

—¿Hace más frío de lo normal o me lo parece a mí?

Pero se quedó hablando solo. La señora había desaparecido de su lado.
Estaba totalmente solo en la casa. Buscó a su hermano por todas las habitaciones pero no lo encontró. Ya era de noche y pensó que estaba durmiendo así que fue a su habitación, pero estaba vacía. Lo único que encontró fue una vieja bolsa llena de piedras, como las que solían recoger cuando eran pequeños. Y dentro de esa bolsa, entre las piedras, había un trozo de tela lo suficientemente grande como para cubrir una cabeza entera.

⌗ INJE ♡̷̷%՞˖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora