Desconocida mía

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MARATÓN 1/?


Las miradas de Jade y Perrie se anudaron, intensas y ardientes. 

Perrie vio que se humedecía los labios al tiempo que Jed la acercaba aún más hacia sí. Pero la atención de Jade no estaba centrada en su pareja de baile, sino en Perrie, completamente. Sus ojos relampagueaban, como si supiera perfectamente lo que estaba sintiendo, como si percibiera su desgarro. Porque en aquel momento no sabía que era lo que quería hacer: si reírse de ella por aquel descarado intento de ponerla celosa o acercase y cargársela al hombro como el troglodita del taparrabos.

Perrie enarcó una ceja con gesto interrogante, como preguntándole en silencio hasta donde estaba dispuesta a llegar. A modo de respuesta, Jade acercó la boca a la oreja de Jed y le susurró algo. El tipo se quedó helado, dejó caer las manos y se quedó viendo como se alejaba su pareja.

Se abrió paso entre la multitud, a través de la pista de baile, hacia un pasillo trasero que llevaba a los servicios. Varios hombres se volvieron para admirarla, con lo que se ganó también ceñudas miradas de sus respectivas parejas.

Justo antes de perderse en el pasillo, lanzó una última mirada sobre su hombro. Su media sonrisa tentó a Perrie, animándola a que la siguiera.

Perrie empujó entonces a la gatita hacia el todavía asombrado Jed. Cuando su mirada se encontró con la suya, el tipo murmuró:

—Lo siento, chica, yo... yo-yo no sabía.—tartamudeó esto último.

Ignoraba lo que le habría dicho Jade, pero lo cierto era que había funcionado. Debería haber imaginado que sabría cuidar bien de sí misma. Aun así, no pudo evitar una tensa sonrisa mientras replicaba:

—Creo que mi novia y yo no marchamos ahora. Antes de que te ganes un buen puñetazo en la mandíbula.—

Sin esperar su respuesta, se alejó en la misma dirección que había tomado Jade. Aunque eso resultó más fácil de decir que de hacer, sobre todo cuando la pista se puso de bote en bote en el instante en que el DJ puso una mala versión de <<Monster Mash>>. Incapaz de encontrar un solo centímetro libre, tuvo que abrirse paso a empujones.

Finalmente logró llegar al corto pasillo. Una mujer acababa de desaparecer en el servicio de señoras, y un tipo disfrazado con una toga pasó a su lado cuando salía del lavabo de caballeros. Acababa de instalarse en una esquina a esperar cuando sintió una mano sobre su hombro.

—Sabía que me seguirías —susurró una voz ronca.

Jade.

Había surgido de las sobras de otra habitación, ignorando el letrero:

Privado. Solo empleados.

De pie en el umbral, la miraba con un inequívoco deseo en sus ojos castaños.

—Y sabía también que me deseabas.— No se resistió cuando Jade la metió en la pequeña y oscura habitación.

—Tu novia no vendrá detrás de nosotras, ¿verdad? —susurró Jade al tiempo que cerraba la puerta a su espalda.

Perrie se aseguró de correr el cerrojo.

—¿Mi novia?— Jade le acarició el labio inferior con la punta de un dedo. Siseó ligeramente cuando Perrie comenzó a mordisqueárselo,

—Ajá. La gatita aquella —poniéndose de puntillas, acercó su húmeda boca a su cuello... y le dio una corta lametada—. Generalmente no suelo andar detrás de las parejas de otras chicas, pero dada la manera en que me mirabas...— Estaba jugando. A imaginarse identidades ficticias. Y Perrie se sintió de humor para seguirle el juego.

—No era a ella a quien deseaba... —se la quedó mirando fijamente. Ahora podía distinguir mejor su hermoso rostro. Poco a poco sus ojos se fueron acostumbrando a la penumbra de la habitación, apenas iluminada por el rayo de luna que entraba por la pequeña ventana. La acercó hacia sí, sabiendo por el gemido que soltó que podía sentir claramente la presión de su humedad contra su pubis—. Ni la que lleva cerca de seis horas volviéndome loca —añadió, sincera—. Me estoy muriendo por hacer el amor contigo, desconocida mía.—

Jade alzó entonces una pierna, de modo que su falo quedó directamente en contacto con el calor de su sexo a través del pantalón de seda. Perrie tragó saliva, desesperada por quitarse la blusa, arrancarle a Jade aquellos shorts y tomarla rápidamente con la boca, de golpe. Pero otra parte de que ser ansiaba conducirse despacio, con ardiente y erótica lentitud, apurando al máximo cada sensación hasta que ambas estuvieran listos para explotar.

—Tener sexo con una desconocida es una bonita fantasía, ¿no te parece? —le dijo Jade—. Es una suerte que coincidiéramos en la fiesta y que adivinaramos las intenciones de la otra...— Juguetona. Traviesa. Erótica. Y tan condenadamente sensual...

—¿No tienes miedo de que tu novio venga a buscarte? —sentía curiosidad por saber lo que le habría dicho al tal Jed. Pero no tanta como para preguntárselo directamente, o para hacer cualquier otra cosa que pudiera distraerlas de lo que estaba sucediendo en aquel momento.

—No me importa —murmuró mientras le aflojaba la corbata y le soltaba el botón superior de la camisa—. Él no puede satisfacerme.—

—No, claro que no —repuso Perrie—. Pero, créeme: yo estoy a punto de hacerlo.—


Jiji, maratón porque estoy feliz y se me permite. 

***22 votos.

Paraíso al Descubierto || Jerrie +18✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora