Día de San Valentín

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CAPÍTULO LAAAAARGO, PORQUE SI.


Jade se le quedó mirando de hito en hito, con la boca abierta, sin pronunciar palabra.

Perrie pensó que probablemente estaría temiendo que se hubiera convertido en un maníatica acosadora.

—Hola —la saludó, rezando para que no diera media vuelta y se refugiara de nuevo en la oficina.

En lugar de ello, hizo algo todavía más asombroso, que la dejó anonadada.

En silencio, soltó la pequeña bolsa de viaje que llevaba en la mano, dio un paso hacia ella, le echó los brazos al cuello... y la besó como si no la hubiera visto por lo menos... en un año.

Estaba allí. Jade no podía creer que estuviera allí. Que hubiera ido a buscarla a Chicago, por San Valentín.

Mientras la besaba, mientras sentía el calor de su cuerpo, aspiraba su aroma y revivía todos los placeres de su boca, se dio cuenta de que tenía los ojos llenos de lágrimas. La amaba, la había echado tanto de menos... Finalmente había encontrado a la persona que podía darle la libertad necesaria para que volara a donde le apeteciera... y que siempre estaría esperándola a la vuelta. Y si no, que iría a buscarla a donde hiciera falta.

Por fin interrumpió el beso y la miró sonriente:

—Has venido.—

—Por supuesto que he venido —sacudiendo la cabeza y entrecerrando los ojos con expresión confusa, le dijo—. Se suponía que tenías que estar en Cincinnati.—

Una súbita punzada de preocupación le hizo preguntarle, temerosa:

—Oh, Dios mío... ¿no esperabas que estuviera aquí? ¿No has venido a verme?—

Perrie echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada, al tiempo que la tomaba de la cintura.

—Claro que he venido a verte. Pero había diseñado un gran plan de seducción y contaba con una hora al menos para acercarme al hotel y prepararlo todo.—

—En el despacho tengo un sofá —repuso ella, irónica—. Con eso podemos arreglarnos.—

—Cierto —le dio un beso en la frente—. Pero me gustaría ofrecerte algo más.— después la besó en la mejilla.

—De acuerdo. Te advierto que el escritorio de Danielle está al lado de la puerta...—

—Está decidido: vamos al hotel.—

A Jade la idea le pareció estupenda. Estaba deseosa de marcharse, de estar a solas con Perrie donde fuera para que pudiera contarle todos los pensamientos enloquecidos que le habían pasado por la cabeza, y los sentimientos aún más enloquecidos que la habían colocado al borde del colapso emocional. Soltándola, se agachó para recoger su bolsa de viaje, pero Perrie se la quitó de las manos.

No discutió, ya que apenas pesaba nada y llevaba menos: un picardías rojo y medias de seda. Lo básico. No era lo que solía llevar en sus viajes de trabajo, porque evidentemente no se habría dirigido precisamente a Cincinnati cuando tropezó con ella. ¡Ja! No le extrañaba que Danielle no hubiera apartado la mirada del reloj al tiempo que la acribillaba, y demoraba, con preguntas estúpidas. Su principal preocupación había sido que Jade pudiera volar a Pittsburgh cuando Perrie había salido hacia allí.

—¿Cómo es que no estás en Cincinnati? —le preguntó Perrie mientras atravesaban la terminal.

—Hice que me sustituyera alguien. Hacía demasiado frío en Ohio.— Perrie rió de la broma, ya que en Chicago debía de hacer por lo menos diez grados menos que en Cincinnati. Pero no se dio por vencida.

Paraíso al Descubierto || Jerrie +18✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora