Loca de atar

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—Tú tramaste esto. Todo.— la acusó la rubia.

—Oh, por supuesto que no.—

—Espera un momento... —dijo Jade, cayendo al fin en la cuenta—. ¿Tú eres Jean, la tía abuela de Perrie?—

—La misma que viste y calza.—

—Hija de... —masculló, quitándole las palabras de la boca a Perrie.

—Oh, ustedes dos, por favor, dejen de comportarse como si yo hubiera tenido que ver en el bonito desastre en que se han metido solitas —chasqueó los labios y sacudió la cabeza, aunque sonreía de puro contento—. Simplemente las puse en contacto. Organicé su primer encuentro después de haberle hecho algunas sugerencias a Perrie... —se volvió hacia Jade— y de asegurarme de que tú irías adecuadamente vestida para la ocasión... dado que estaba previsto que participaras en la famosa fiesta de disfraces en pleno vuelo.—

El disfraz de Halloween de Jade. El vuelo de Perrie de última hora. Todo había sido una trampa.

—Tú llamaste al señor Styles para que reclamara mi presencia en Chicago aquel mismo día.— Tintinearon sus pulseras mientras juntaba las manos, como complacida de que lo hubiera descubierto tan rápidamente.

—¡Exacto! Pero eso fue todo. Lo demás está en sus cabezas —miró a una y a otra con expresión aprobadora. Y autosatisfecha—. Oh, y esos jueguecitos tan curiosos que practicaron en Las Vegas... —dio unos golpecitos con el dedo a Perrie, en el pecho—. Eres una pervertida, Perrie Edwards.—

Perriese cruzó de brazos. Estaba a punto de perdonarla, teniendo en cuenta de que le había hecho, y eso no podía negarlo, uno de los mayores favores de su vida. Pero todavía no estaba preparada para ello.

—¿Tuviste algo que ver con ese vídeo que apareció en YouTube?— Negó enérgicamente con la cabeza.

—Absolutamente no —pero acto seguido, desviando la mirada, admitió—: Aunque debo admitir que la hija de una amiga mía te vio y me pasó el enlace. Me preocupa que hayan podido retirarlo. Estás fenomenal en tus quince minutos de gloria.—

Qué suerte la suya. Y no se había enterado de nada hasta que se lo dijo. Una razón más para no mostrarse demasiado entusiasmado con la era Internet.

—Déjame adivinar... Se lo mostraste a mi familia justo después de que yo me marchara.—

—Sé que debería decirte que lo siento, pero no es así.—

Por supuesto que no lo sentía. Aquella mujer jamás había lamentado nada de lo que había hecho en toda su vida. En aquel momento no pudo menos que compadecer a su pobre y difunto tío.

—¡Bien está todo lo que bien termina! ¿No te parece?—

—No, no me parece —protestó—. Por si lo has olvidado, mi familia está convencída de que me he casado con una prostituta.—

—Oh, qué va... —hizo un gesto de despreocupación—. Yo ya lo he arreglado todo.—

—¿Cómo?—

—Les dije que estabas terriblemente furiosa y avergonzada de que las hubieran grabado en vídeo en medio de la típica fiesta de disfraces de Nochevieja en Las Vegas. Que todo era una broma y que los estabas castigando por haber pensado lo peor de ti.—

No era una historia tan mala, ahora que pensaba sobre ello.

Su tía estiró entonces la mano y le pellizcó cariñosamente una mejilla a Jade.

—Sabía que serías perfecta para ella... y que ella sería perfecta para ti. Por favor, disculpa la intromisión de esta vieja... Es sólo que cuando veo a dos personas heridas que podrían llevarse y encajar tan bien... soy incapaz de quedarme de brazos cruzados.—

Sin esperar su respuesta, se giró en redondo para dirigirse de vuelta a su coche a paso ligero, como si tuviera tres veces menos su edad. Después de despedirse alegremente con la mano, arrancó y se marchó, dejándolas solas y boquiabiertas.

Perrie no se movió durante un buen rato: simplemente se quedó donde estaba, asimilando el hecho de que había sido manipulada completamente por un miembro de su propia familia. Si ella se sentía así... ¿cómo se sentiría Jade? Ella apenas conocía a su tía abuela, quien, a juzgar por el diálogo que habían mantenido, debía de ser uno de sus clientes habituales.

Debería haberlo imaginado. Debería haber sospechado de la insistencia de su tía para que se ocupara su lugar en aquel vuelo privado de Pittsburgh a Chicago.

—¿Jade? —murmuró al fin—. ¿Estás bien?—

Vaciló por un momento, luego, ladeando la cabeza y con el ceño fruncido, comentó:

—Tu familia está loca, ¿lo sabías?—

Sorprendida y aliviada a la vez, no pudo hacer otra cosa que asentir con la cabeza y sonreír.

—Sí.—

—Loca de atar.—

—Repito mi respuesta: sí.—

Jade se interrumpió de nuevo, todavía mirando la carretera por la que había desaparecido la tía de Perrie. Cuando volvió a hablar, su anterior confusión se había evaporado. Así como cualquier rastro de furia.

—¿Sabes? Me cae bien esa vieja chiflada.—

—A mí también, pero cuando no me entran ganas de estrangularla.—

—Tendremos que planear nuestra venganza.—

Sintiendo el corazón cada vez más ligero, volvió a asentir con la cabeza, completamente de acuerdo. Que le propusiera que conspiraran juntas demostraba que pretendía quedarse con ella durante un tiempo.

Lo cual a ella le parecía sencillamente perfecto.


Ya estamos cerca de la final, ¿están listos? 

Los invito a leer mi nuevo fic "El Secreto de la princesa" ya se encuentra en mi perfil y cuenta con tres capítulos.

Paraíso al Descubierto || Jerrie +18✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora