Capitulo 4

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Durante este lento transcurso me dio tiempo para pensar lo que no pensaba, sé que moriré, ya que es impresionante mente alto el lugar, solo cerré los ojos esperando mi fin.

Escuche un cercano chasquido y deje de caer, algo me mantenía al aire a pesar de no tener poderes.

Abrí los ojos y me encontré con el hermano de Magh, Tegan; tenía casi la misma edad, Magh por ser el mayor se convirtió en uno de los Wisers. Aun así, Tegan tiene poder, al igual que todos los seres de este universo.

—¿A dónde tan de prisa Gilet?

— Es Gilzet

Siempre se encarga de impacientar mi existencia

—Zet, entonces

—Como sea —suspiro

Deshace el hechizo y me lleva en sus brazos.

—Ya me enteré...

Me bajó de sus brazos

—¡Todo el Mas Allá se enteró Tegan! No hace falta que molestes.

—Solo quería escuchar unas gracias por lo menos

— Bien, gracias. Gracias a ti no he muerto aún. ¡Y gracias a tu hermano casi muero hace poco!

—Yo no tengo la culpa. ¡Nunca tengo la bendita culpa de lo que haga mi hermano!! ¡Odio que siempre me comparen con el!!

Controlo mis emociones y me tranquilizó, sus palabras me hicieron comprender.

— Disculpe —Bajo la mirada

—Zet, no tienes que hacer eso. No soy de sangre noble ni nada de eso... Y hagas lo que hagas no interferirá en las decisiones de Magh.

—Haga lo que haga, ¿Eh?

—Si —Dijo seguro

Espontáneamente mi puño llego a la cara de Tegan, una y otra vez.

—Fue por todas las que me hiciste y nunca pude regresártelas.

Me miró por unos segundos, acariciando su mejilla. Me miro de abajo hacia arriba y me besó, me pego más a él, cambiando de velocidad y dejándome llevar.

Al momento en el que reaccioné lo empujé.

—Fue por todas las que me provocabas y nunca pude regresártelas — Se acercó a mi mientras peinaba mi cabello.

Se cree que los ángeles son buenas personas, los más cercanos a dios. Este ángel era mucho más malo que el mismo lucifer.No soy la criatura más buena, pero hasta yo sé que eso es pecado.

— Por favor, sal de aquí. Necesito descansar

El accedió y se fue, no sin antes robarme otro beso. ¡Maldito!

—Cuídate Demonia

Dio un salto al vacío y se elevó. Envidio sus alas. Aunque preferiría las mías mucho más.

Suspiré y caí rendida en una pequeña nube de seda.

[***]

Mi consciencia y cerebro ya estaban encendidos, mas mi cuerpo quería seguir descansando.

Sentí que una parte de la nube bajó, volteé y saludé a Jeff acostado mirando hacia la nada del universo.

— ¿Qué pasa? –Dije confundida

— Espero a que despiertes. Te llevare hoy al castillo.

Me levanté de la cómoda nube y busqué un atuendo decente.

— Tengo que hacer algo con esa melena

— Se llama cabello, y es hermoso — Responde Jeff recostado en la pared — Si no fueras mi hermana… no te imaginas cuantas cosas te haría.

Reí, su positividad alimentaba mi alma, por eso era mi hermano, porque era el único que le levanta el ánimo a este pedazo de ser.

Trato de ajustar una coleta y me miro en el reflejo. Cada gesto cada facción, eran diferentes. Odiaba esa diferencia. Miro a mi hermano, tiene la piel blanca y pequeños cuernos en su cabeza, sus ojos rojos penetrantes y dientes afilados y hermosos, manos grandes y garras afiladas, y sus alas, las alas de un Demonio eran el objeto más preciado que puedes tener, tan extraordinariamente espectaculares.

Toco mis manos delicadamente, ya no siento nada. Mis poderes, mis alas, ya no era nada sin ellos. Solo eran unas suaves manos de Humana, las empuño con odio a mí misma por haber dejado recibir
este castigo.

"De alguna manera las tendré de vuelta"

Salimos de mi hogar partimos al lugar, cerré los ojos y me imaginé volando, el viento, los animales, el ruido, miles de sensaciones espléndidamente reconfortantes pasaban por todo mi cuerpo.

La velocidad era media, así que no tardamos en llegar al gran lugar. Nos dieron algunas instrucciones del punto de reunión, yo llegué al gran salón mientras mi hermano se dirigía a otro lugar. El cuarto
de un arcángel. Si, así de maldito es mi hermano.

Los Wisers explicaron la complicada situación que hicieron por mi causa. Debía entrenar unos días para acoplarme en la tierra. Aparte de eso, aprender sus costumbres y vivir como ellos. De ahí la causa que ya no tenga alas ni poderes, para pasar desapercibida.

La vida en la tierra es un poco diferente a esta, he visto a muchos humanos y muchas de sus costumbres en diferentes lados del mundo, al igual que yo, otros seres se ocupan de la muerte terrícola en diferentes partes. Cada ciudad tiene a alguien como yo, destinado a ser el asesino.

Lo seguiré siendo, solo que me manchare un poco las manos, sigo siendo demonia, así que puedo ver a cada espíritu y ser en estos lugares, sin ningún problema continuaría matando.

El problema es la práctica y la fuerza, además de la astucia y la inteligencia que son palabras clave en la tierra. Si no tienes nada de eso, este acabado.

Los Wisers explicaron con detalle cada plan que tenían para mi.

Solo los que merecían el infierno debían ser asesinados a sangre fría, los que mueren por naturaleza solo morirán, yo me encargare de rastrear su decaída alma.

Al final un encargado, llevara los frascos recolectados del día y regresara con ellos al Mas Allá. Yo no podría regresar, debía quedarme ahí, hasta cumplir mi castigo.

Me guiaron hasta otro salón, el que debía ser de entrenamiento, ahí debería estar un ángel para practicar con él todos los días.

Cerraron el salón y quede sola con el ángel de espaldas. El silencio era abrumador, mis pequeños pasos hacían eco en el gran lugar.

Admiraba cada detalle, cada máquina dispuesta a matar. Cada pequeña arma que podía utilizar.

Me dirigí al ángel y creé un pequeño sonido con mi garganta. Capté su atención y al ver su rostro puse a reír el mío.

—No tienes remedio Tegan —Burlo

Dulce Venganza [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora