𝐂𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚 𝐋𝐚𝐬 𝐑𝐞𝐠𝐥𝐚𝐬 © [✓]

🍒Capítulo 8

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NARRA JAMES
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—El profesor faltó por enfermedad, y como la suplente no pudo venir... tienen dos horas libres —dice la secretaria, y luego sale del salón, a paso acelerado.

Todos empezamos a gritar de felicidad. Algunos sacan sus celulares, otros se van de la clase a los corredores, o al patio. Yo solo mantengo mi semblante neutro y decido salir de la clase, donde corre más aire por los pasillos o afuera.

—James —me frenan antes de que me vaya— ¿Qué dices si practicamos la canción? Ya que tenemos dos horas libres, aunque sea un rato.

Sonrío de lado y asiento. Ella me dirige a un salón vacío y cerramos la puerta; así podremos practicar sin molestias.

—¿Te sabes la canción? Yo ya la practiqué —dice sentándose en una mesa y deja sus piernas colgando.

—De hecho, ya la sabía de antes.

—O sea que no fue coincidencia que escogieras esa canción —dice conteniendo su sonrisa.

—No —sonrío inocente—. Me gustaba la canción y creí que podía ser buena para el show. Seguro si de fondo sonaba otra canción no te hubiese dicho que la escogiéramos.

—Eres un tramposo —dice riéndose. Me contagia de inmediato.

—Pero admite que es buena canción. La letra es muy linda, y la gente se volverá loca si un chico y una chica la cantan, es muy romántica.

—No sabía que eras así de romántico —dice mirándome a los ojos, yo miro los suyos que están a tan solo unos centímetros de los míos, mirando mis labios; y yo no me quedo atrás así que miro sus carnosos labios ¿Se habrá puesto bótox o son naturales? Creo que quedaría mal si se lo preguntara.

Se muerde el labio inferior y aparta la mirada. Siento un impulso de besarla y eso es raro, ella es rara, tiene ataques de bipolaridad muy seguidos. Debería consultar a un médico.

—¿Empezamos? Yo pongo la música —dice sacando su celular del bolsillo, y poniendo a todo volumen la pista.

La música empieza a sonar, y ella empieza a cantar. Le sonrío intentando darle comodidad; ella lo hace muy bien y me sorprendo. Cuando llega mi parte, le extiendo mi mano y para mi suerte la acepta. La bajo de la mesa y empezamos a bailar como podemos, y luego a cantar juntos, se siente tan bien, relajante. Siento que la conozco desde hace tiempo, me siento libre y sin vergüenza por si bailo como un idiota ya que no sé o canto algo mal. Se siente extremadamente bien. Por un rato me puedo liberar de la mierda que es mi vida.

—Cantas muy bien —digo soltándole una mano, y le coloco un mechón de cabello detrás de la oreja. Creo que su voz será mi nueva melodía favorita.