𝐄𝐒𝐏𝐄𝐂𝐈𝐀𝐋: Pesadillas Wakandianas

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Steve alistaba sus cosas para ir a buscar a Natasha

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Steve alistaba sus cosas para ir a buscar a Natasha.

Scott y Sam, que su presencia era poco notoria en Wakanda, hacían preguntas acerca de todo.

—¿Por qué te vas, por qué no dejas que te acompañe? —preguntó Sam.

—Debo hacer esto solo, Sam.

Sam no insistió en el tema, pues su amigo se había notado bastante preocupado desde que ella se había marchado.

Incluso, no había vuelto a ver a la rubia, a la que había besado.

Scott entró repentinamente a su habitación.

—Capitán —dijo él, no sabía del todo como llamarlo-—. Me he comunicado con la mamá de mi hija y su marido.

Steve frunció el ceño.

— ¿Hay noticias buenas de tu libertad? —preguntó esperanzado.

Scott, mejor conocido como Ant-Man, se le notaba algo apenado.

—No exactamente. Jim consiguió un arresto domiciliario para poder estar cerca de mi hija. Creo que voy a aceptarlo.

Steve le dio la mano.

—Muchas gracias por su ayuda, y lamento no poder hacer más por usted.

Scott aceptó el agradecimiento.

—Gracias a usted por tomarme en cuenta, Cap.

—Solo necesito que sepa dos cosas —le dijo Steve—, usted nunca estuvo en Wakanda y no sabe donde encontrarnos.

—Por supuesto, Capitán.

—Y, Scott —Steve como despedida, le entregó un teléfono muy antiguo—, si ocupa ayuda, puede llamarnos.

Scott sonrió.

—Fue un honor trabajar a su lado.

—Tic-tac —dijo Sam harto de la situación—, es hora de que te vayas.

—Lo siento, me emociono demasiado.

Steve medio sonrió.

—Adiós, caballeros.

Sam continuó la conversación con el Capitán.

—¿Quieres a la espía, cierto?

Rogers suspiró.

—No lo sé, Sam. Solo sé que necesito encontrarla y ver que está bien. Ella me ha ayudado las veces que la he necesitado y yo no. Es hora de pagarle el favor.

—La vez que estuviste en mi casa con ella —Sam sabiía que quizá tocaba fondo con la conversación—, incluso en la torre vengadores, con todas las chicas lindas que habían, solo a ella la mirabas.

Steve sintió que se hacía pequeño.

—Ella es mi amiga, Sam.

—No necesitas decir más —sonrió el susodicho—. Pero si quieres un consejo de un amigo a otro; deberías decírselo.

I Civil Escapees {Romanogers}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora