Capítulo 4

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Camino mirando al suelo mientras escucho Circle or fear de HIM en mi móvil, entonces, de repente la música se para y miro la pantalla, tengo una llamada entrante.

—Hooola mamá.

—¿"Hooola mamá"? Te dije que esta tarde entraba mercancía, tengo clientes y no puedo atenderlos si la tienda está llena de cajas.

—Cálmate, ¿quieres? Ya estoy llegando.

—¿Y cuánto es eso para ti exactamente? ¿Janne?¿Me has colgado?

—Bueno, si querías podía seguir haciéndote tirar el dinero con la llamada, estoy segura de que tu compañía telefónica estaría encantada, pero dado que me tienes a tu espalda he considerado que colgar era la opción más lógica.

Mi madre se gira con la mano izquierda apoyada en su costado y la derecha en alto sujetando el teléfono de la tienda,  afila la mirada y lo cuelga.

—Muy graciosa, no sabía que había criado un payaso. Francamente, con tu amabilidad y simpatía no puedo entender que no tengas ya un millón de amigos.

—Mamá, lo de "un millón de amigos" es para las redes sociales y sabes que paso de esas cosas. —Dejo mi mochila tras el mostrador y me quito la chaqueta—. Pero oye, esta mañana casi hago un amigo.

Mi madre asoma la mirada por encima de sus gafas de cerca mientras corta con un cúter el adhesivo de una caja que contiene la última novela de Camilla Läckberg.

—¿Casi?

Me encojo de hombros y cojo uno de los caramelos de melón de la bandeja, la gente suele pensar que son de menta y por eso no los cogen. Ilusos, si supiesen que son los más buenos.

—¿Has venido a ayudarme o a comer caramelos?

—Mmm... ¿Quieres una respuesta sincera o es una pregunta retórica?

—Muy graciosa. Toma, empieza a colocar estos. —Mi madre pone sobre mis brazos una caja que pesa bastante más de lo que aparenta y se me queda mirando—. ¿ Has pasado todo el día con esos pelos? Ahora entiendo que tu intento de socializar se quedase en un "casi".

—Sabes que hay muchos días que no me peino, además tu eres la primera fan de mi ondulada y salvaje melena. — Río socarrona.

—Lo sé cielo, pero como soy tu madre, y te quiero, me veo en la obligación de decirte que hoy es un auténtico desastre.

Dado que no me apetece hablar más de mi pelo, echo una visual a la tienda.

—¿Tu no decías que tenías la tienda llena de clientes?

—Ya llegarán.

—Claro.

Mi madre se mete en el almacén y dejo la caja de libros en el suelo para hacerme un improvisado moño sujeto con un lápiz. 

—Pues yo creo que tu "ondulada y salvaje melena" estaba preciosa.

—No te burles Alexsy.

—Sabes que no lo hago. Bien, — Alexsy sienta sobre una estantería de un salto —. ¿Qué planes tienes para hoy, princesa?

—¿Etiquetar y colocar libros en las estanterías no te parece suficiente?

—Oh, si, planazo.

—Si me doy prisa, tal vez llegue a tiempo de dar un paseo con Fergus por el bosque.

—¿Con quién hablas? —Mi madre irrumpe de repente en la tienda y me pregunto cuanto habrá escuchado de mi conversación con Alexsy.

—Contigo. —Mi madre enarca una ceja —. Te decía que me gustaría llegar a tiempo de sacar a Fergus a dar un paseo.

TRAS EL SILENCIO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora