Capítulo 18

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Mis padres me han permitido ir al concierto de Lars con tres condiciones, la primera, ellos me llevan, la segunda, no puedo beber y la tercera, ellos me recogen, sea la hora que sea. Ya tengo edad para sacarme el carnet de conducir pero, ellos son así.

Alexy va a mi lado en el asiento trasero del coche de mi padre, sólo que ellos no pueden verle. Me he puesto el vestido y la chupa, tal y como Lars me dijo, la verdad es que no tenía muchas más opciones, mi armario no es precisamente el palacio de los vestidos de fiesta y me he alegrado de que el gusto por la moda de Lars esté a la altura de su generosidad por esta vez.

Bajo del coche y Alexy aparece de repente a mi lado. Ahora que es un ángel,  puede cambiar su apariencia y lleva un pantalón de pinza gris, un jersy de cuello alto oscuro y una chaqueta de ante marrón. Lleva las alas plegadas y el pelo hacia un lado.Es gracioso porque sólo yo puedo verlo y aún así, cuida su imagen.

—Llama a la hora que sea, vendremos a buscarte.

—Sí mamá, por cierto, creo que ya podríamos ir pensando en que me saque el carnet de conducir.

—Ya lo veremos, dependerá de tus notas, ya lo sabes. —Mi padre esperará que tropiece en alguna asignatura, pero no lo pretendo.

—Vale —digo arrastrando la "a".

Me despido de ellos con la mano y me pongo a la cola del establecimiento, sólo tengo unas diez personas por delante y la cosa va rápido. Llega mi turno y me encuentro entre dos armarios con alopecia prematura y gafas de sol, a pesar de que ya es casi de noche, custodiando dos portones de metal con no demasiada buena pinta. Por un momento me replanteo dar media vuelta y volver junto a mis padres para ver "El velo pintado" por cuarta vez entre palomitas y refrescos.

—La entrada.

—¿Eh? Ah, sí, la tengo por... —Rebusco entre los bolsillos de la chaqueta y por fin doy con ella—. Aquí está.

—Vale. —Me abren las puertas y yo me adelanto—. cuando entres toma el pasillo de la derecha.

—Derecha, vale —digo algo nerviosa, todo está bastante oscuro y las paredes y la alfrombra del suelo tienen un color rojo burdel que aún me tensa más.

—Sí, derecha. —Me repite el portero con cara de pocos amigos.

—Derecha.

—No es necesario que lo repitas.

—Sí, perdón. 

Me vuelvo a Alexsy, quien me coge de la mano.

—No creo que para socializar necesites venir a un lugar así.

—Esperaré a ver a Lars y me marcharé con alguna excusa.

Al final hay otro hombre que me abre la puerta interior al verme llegar, lleva una máscara con media calavera y un sombrero de copa, tiene el ojo que no está cubierto por la máscara pintado con lápiz negro y lleva una capa negra con el interior rojo de tela brillante sobre un frac. No sé decir si el ambiente me resulta extremadamente artístico, o extremadamente pertubador.

Me llevo una sorpresa, la estancia no es para nada como la imaginaba, mesas circulares se disponen a distintas alturas y los asientos son de terciopelo,  es como si fueran pequeñas zonas vip de un teatro y todas miran hacia un gran escenario con el telón de color azul metalizado.  Una camarera vestida con un corset y falda corta por delante con cola, muy estilo victoriano, me da la bienvenida y me ofrece algo de beber. En la entrada pone que incluye dos consumiciones gratis.

—Un Bitter Kas, gracias.

La camarera sonríe y pone un sello para marcar la primera consumición antes de alejarse, entonces un hombre se sienta a mi lado, no tendrá más de treinta y va muy bien vestido, la detiene.

TRAS EL SILENCIO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora