El sol se filtra por las ventanas de mi balcón y yo remoloneo un poco entre las sábanas, es sábado y después de lo de anoche, necesito un rato más de sueño. Una sensación de calor me recorre el cuerpo al pensar en lo de ayer y una lágrima baja por mi mejilla.
《Vaya, pensaba que ya no me quedaban》.
Me levanto y me quedo un rato sentada en en borde de la cama con los codos en las rodillas y las manos en la cara. Me siento como si de alguna manera le hubiese sido infiel a alguien. Lo que siempre he sentido por Alexsy volvió a aparecer anoche y sigue siendo tan prohibido como siempre; por Kol siento una atracción que ni yo misma soy capaz de entender.
Fergus empieza a moverse nervioso, agitando la cola, quiere salir a dar nuestro paseo. Me paso las manos por la cabeza echando hacia atrás los pelos que se han salido del moño y me levanto. Voy hacia el balcón y abro las ventanas para que la habitación se ventile. Entonces veo que mi vecino ya esta en pie, tiene las ventanas abiertas y hace ejercicio en una barra que ha colocado sobre la puerta. En un momento dado se baja y se gira a mirarme, se me acelera el corazón y rápidamente corro las cortinas escondiéndome pegando la espalda contra la pared, pero ya es tarde, me ha descubierto mirándolo.
Veo mi reflejo en el espejo de cuerpo entero que tengo a mi izquierda, está casi oculto entre pañuelos y ropa que he ido lanzando encima, pero me veo reflejada en él, tengo las orejas coloradas y las mejillas encendidas. Me pongo las manos en los cachetes y me acerco despacio, sin dejar de mirarme. Kol, Alexsy... entonces me miro a los ojos y me recrimino a mí misma por todo, por el beso, por el callejón, por involucrarme en la pelea de Lars...
《¿Qué estás haciendo?》
Me pongo un chándal, cojo el equipo de canicross y bajo las escaleras. Mi madre está en la cocina y huele a mufflins de chocolate blanco y frutos rojos. Voy a coger una pero me quemo y encima, mi madre me da en la mano.
-Son para dar la bienvenida a los Hansson.
-Bueno, pero supongo que yo podré comer alguna. Son mis favoritas...
-Ponte a la cola, princesa. -Mi padre lee el periódico mientras sorbe de su taza de café-. No me ha dado una ni a mí.
-Pero bueno, ¡si has comido un gofre para desayunar! Y que sepas Janne, que quería comerse el tuyo.
Achino los ojos y miro a mi padre, apuntándolo con el dedo.
-Voy a sacar a Fergus, si cuando vuelva no está mi gofre, te haré directamente responsable y deberás pagar por tu ofensa.
-No podrás demostrarlo.
-Apuesto a que sí. -Y le hago un gesto a mi padre para que se limpie la barbilla-. Tienes sirope de chocolate.
Miento, pero no importa. Mi madre se ríe y mi padre intenta mirarse reflejado en el bote del azúcar que es de metal. Cojo a Fergus y salimos hacia en bosque.
Cuando ya llevamos un buen rato corriendo y nos hemos alejado lo suficiente, suelto a Fergus para que corra un rato a su aire, como hago siempre. Aprovecho ese momento para sentarme en un roca, mirando hacia el agua. De nuevo los mismos pensamientos.
《Eres toooonta.》 Me digo a mí misma, y luego me río.
A veces pienso que me gustaría tener una amiga, alguien a quien poder contarle todo lo que siento y pienso. Que me escuchase y me aconsejase, intento hacerlo yo misma pero, francamente, no funciona. Siempre acabo dejándome llevar y haciendo a cada momento lo que me nace hacer, sin pensar en las consecuencias. Así que suelo acabar metiendo la pata o arrepintiéndome.
Oigo un golpe seco y me giro.
-¿Fergus? ¡Fergus chico, ven aquí!
Lo llamo, pero no obtego respuestas.
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TRAS EL SILENCIO
Fantastique'"¿Es porque estoy muerto?" Esa es la pregunta de Alexsy cada vez que lo rechazo. Somos amigos desde...no sé si puedo recordar desde cuando.' Janne Erikson es una adolescente de 17 años bastante peculiar a la que le cuesta hacer amigos, al menos cua...