Capítulo 8

78 2 1
                                    

Mis padres me han mirado extrañados cuando les he dicho que no cenaría en casa. Mi padre me ha dicho que debo estar en casa antes de las diez y mi madre me ha sometido a un duro interrogatorio para saber con quién he quedado, sin embargo, he preferido no decírselo aún.

Estoy llegando al Annubis Café y aprovecho el escaparate de una tienda que se encuentra antes de llegar para ver mi reflejo. Llevo un vestido de florecinas de distintos colores otoñales sobre fondo negro, con unas medias del color de mi piel, chaqueta de cuero y botines marrones. Llevo el pelo suelto con la raya al medio y en el cuello me he puesto un colgante con el dibujo de un atrapa sueños de plata que me regaló mi madre hace no mucho. Al parecer estaba entre las cosas de mi abuelo que mi madre recibió al morir este, sin embargo, ella no recordaba habérselo visto nunca puesto a mi abuela.

Me he puesto un poco de base y sombra en tonos marrones, muy suave y natural, junto con una pizca de rimmel y lápiz de ojos en color negro en la zona de las pestañas superiores. Entro en el Annubis y me siento en una mesa que encuentro libre pegada a la pared, cojo la carta y empiezo a ojearla, todo tiene muy buena pinta, pero esperaré a que llegue Raner para decidirme. No puedo evitar echar una ojeada a la puerta y finjo mirar de nuevo la carta sin apartar la vista de la entrada. Miro el reloj de pared que hay a mi izquierda, tranquilidad,  he llegado cinco minutos antes, no tardará en llegar.

La camarera se me acerca y le digo que estoy esperando a alguien. Asiente con la cabeza y se marcha, entonces,  la luz del local se atenúa un poco mientras al fondo se encienden unos focos que apuntan directamente a alguien sobre el escenario. Se ha maquillado los ojos con colores ahumados y también se ha pintado los labios de color negro, lleva una camiseta de tirantes de color blanco y unos pantalones de pitillo negros con botas de cuero. Lleva una guitarra  y empieza a probar su sonido mientras lo afina. Cuando cree que es suficiente, se acerca al micro y habla sensual sin despegar demasiado los labios del aparato. En ese gesto me recuerda a Jared Leto en sus conciertos acústicos, hay quien dice que es capaz de hacer el amor con la voz, yo aún no puedo corroborarlo, pero es un auten3tico placer escucharlo.

—Buenas noches a todos, voy a tocar un poquito para todos vosotros y espero que os guste. —Hace amago de empezar a tocar y vuelve al micro como si acabase de recordar que ha olvidado algo—. Y si no les gusta, que les den a todos —añade.

La gente se ríe como si fuese una broma, pero yo no, no me rio porque sé que va en serio y recuerdo que me dijo lo mismo el día que decidió sentarse en mi asiento "Que te den", leí en sus labios. Al rato, empieza a tocar.

No sabía que Lars supiera tocar la guitarra y mucho menos así. Lleva uno de sus habituales gorros de lana y se ha puesto unas gafas de sol cuando ha empezado a molestarle la luz de los focos, muy en su línea. La piel se me eriza cuando empiezo a escuchar Send me an Angel  de Scorpions y es que, es una de mis canciones favoritas. A Lars se le rompe la voz en los momentos clave y el sonido de la música hace que se me agarrote el pecho. Por un momento olvido que Raner aún no ha llegado, pues me acuerdo de Alexsy, esta canción siempre me ha recordado a él. Pronto la camarera se acerca de nuevo, secándome de mi ensimismamiento, miro el reloj y decido que es mejor ir pidiendo algo.

—Un batido de chocolate y plátano, por favor. —la camarera asiente y sonríe antes de alejarse.

Me encojo un poco en mi asiento y miro de nuevo el reloj, ya han pasado quince minutos y mi cita no ha llegado.  Luego, vuelvo la cabeza para mirar a mi alrededor. Puede que sí haya llegado, pero se haya sentado en otra mesa si no me ha visto.  Ni rastro de Raner,  pero cuando miro hacia la barra me encuentro con ellos, con los ojos de hielo de Kol. Me observa,  aunque tiene a una chica preciosa al lado, la reconozco, va a mi instituto junto a los otros dos chicos y una chica más de pelo corto que se pasa todo el tiempo agarrada a uno de ellos. Los cuatro van a un curso más,  puede que sean compañeros de Kol y le hayan invitado a venir hoy. No creo que ellos me tengan muy en cuenta, pero estar aquí sola no ayuda demasiado a eliminar la imagen que todo el mundo tiene de mí en Boråsgymnasiet.

TRAS EL SILENCIO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora