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el clima era perfecto para salir en familia, había sol, pero no tanto como para molestar, había aire fresco y olor a naranjas frescas en el aire.
el pequeño niño chino solamente observaba con curiosos ojos a la gente pasando, sostenía a su oso de peluche en una mano y en la otra agarraba fuertemente la manga de su suéter.
escuchó el ruido de su estómago hambriento, pero decidió ignorarlo. sabía que pensar en comida solamente iba a hacer que se sintiera peor.
—¿tu también tienes hambre, winko? —dijo renjun mirando a su oso de peluche, lo movió para que su cabeza asintiera, y lo pego más a su pecho.
pronto llegarían sus padres por el.
—tranquilo, ya va a venir mamá. —se abrazó a si mismo, había comenzado a hacer un poco de frío, y eso que era primavera.
la historia de winko era algo peculiar, pues no era un oso de peluche común y corriente.
renjun solía ser un niño con pocos amigos, un día pidió un deseo a la estrella del atardecer, evangeline. justamente pidió un amigo en quien poder confiar.
al día siguiente encontró a winko, un oso de peluche color rosa pastel, estaba atorado entre las ramas de los árboles, así que renjun lo rescato y lo adopto para siempre.
renjun y winko eran inseparables, el niño quería mucho al juguete.
