10.

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10-

No sabía qué responder al padre de Kevin.
Como policía infiltrada, debía responderle que sí, pero, por otra parte… ¿Cómo iba a mentirle? Sus ojos reflejaban tristeza, y yo estaba completamente en blanco.

Y, de pronto, justo en el momento preciso, alguien me acarició la espalda hasta llegar a mi cuello y me abrazó con suavidad.
Al girar la cabeza para mirar a Kevin, supe que nunca me había alegrado tanto de verlo.

—¿Ya has conocido a Lana, papá?

Winston me miró.

—Sí, es una buena chica.

No pude más que mirar al suelo, avergonzada.

—¿Podemos pasear, Kevin? —sugerí, mirándolo con intensidad unos segundos.

Él asintió con la cabeza y yo me despedí de Nessie y Winston con un movimiento de mano. Comenzamos a caminar hacia la parte frontal de la extraña finca de los Tigres de L.A., justo donde se encontraba la carretera.
Una vez llegamos a la puerta Kevin señaló su moto.

—¿Vamos?

Yo negué con la cabeza.

—Quiero que hablemos sobre la reunión que acabáis de tener…

—¡Shh! —dijo, poniendo su dedo índice sobre sus labios—. ¿Quieres que te oiga alguien?

—¿Quién va a oírme? ¡Sólo estamos tú y yo!

—Nunca se sabe —se acercó a su enorme moto negra y cogió un sencillo casco—. Póntelo.

Yo lo observé durante unos segundos y, finalmente, lo agarré con un bufido. Lo coloqué sobre mi cabeza y lo abroché, mientras Kevin subía en la moto.
La observé unos segundos: una Harley brillante y, sobretodo, peligrosa.

Con cuidado me subí en el asiento, detrás de Kevin. Me tambaleé.

—¿Nunca has subido en una moto, Lana?

Chasqueé la lengua.

—No me gustan. No lo encuentro… seguro.

Él se carcajeó.

—Según tengo entendido ser policía no es seguro, y aun así lo eres. ¿Por qué no mejor ser oficinista, o empresaria?

Me aseguré bien en el asiento, sintiéndome como pez fuera del agua.

—Ser policía es lo que realmente me gusta, y lograr pillar a los malos, como tú.

Kevin se giró, mirándome fijamente.

—¿Te parezco malo?

Me encogí de hombros.

—Está claro que no eres bueno.

Con la mano derecha, Kevin aceleró el motor fuertemente. Yo lo oí rugir debajo de mí y ahogué un grito cuando la moto comenzó a moverse.

—He sido más que bueno hasta ahora —murmuró—. ¡Agárrate fuerte, agente!

Y, al instante siguiente, la Harley salió disparada hacia delante. Yo sentí cómo me tambaleaba e, instintivamente, me abracé con fuerza a la espalda de Kevin.
El cuero negro de su chaleco estaba caliente, me quemaba la mejilla.
El viento nos azotaba con fuerza y no pude evitar gritar cuando Kevin aceleró y giró en una pronunciada curva. Algo me dijo que no saldríamos de esa, ¡iba a morir abrazada a ese idiota!

—¡Ve más despacio! —exigí.

—¿Asustada?

—Eres un estúpido temerario.

No le veía la cara, pero algo me dijo que Kevin sonrió.

—Por supuesto, voy a toda velocidad en mi moto con una policía pegada a mi espalda. ¿Cuántos pueden decir eso?

Yo guardé silencio y él volvió a hablar.

—Vamos, agente, relájate un segundo, ¿de acuerdo?

Escuché sus palabras y no consiguieron convencerme de verdad, pero me dije a mí misma que sería peor morir de miedo cada vez que el muchacho aceleraba un poco más la moto, ¿no?
Cogí aire con suavidad y me aparté poco a poco de Kevin.

La verdad era que esa sensación era alucinante… Solté las manos de su abdomen y las estiré a ambos lados de mi cuerpo, como si fueran alas.
Parecía que estaba volando.

—Lana —murmuró Kevin, notando cómo cada vez estaba más relajada—. Cierra los ojos.

Y tras un momento de duda, eso es lo que hice.
Sentía cómo nos deslizábamos a toda velocidad por esa carretera, ¡estaba con un pandillero peligroso! Pero aun así no pude hacer otra cosa que tomar aire lentamente y expulsarlo en un grito de alivio.

No le veía, pero su olor seguía ahí, delante de mí. Kevin también gritó, y llegué a temer que soltara las manos de las manillas de la moto, pero por suerte no fue así.

—Agente —me llamó.

—¿Qué?

El rugido del motor era fuerte, pero aun así pude escuchar con toda claridad lo que dijo.

—Me alegro de que no seas tan aburrida como pareces.

Le di un golpe en la espalda.

—¡Yo no parezco aburrida, imbécil!

Kevin no volvió a responder, sino que aceleró aún más su moto y seguimos conduciendo hasta quién sabe dónde.

Peligro (#1 Trilogía MC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora