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16.
Mi corazón se paró un segundo, pero después pude volver a respirar con tranquilidad. Sólo era Kevin.
Sin cruzar ninguna palabra subimos las escaleras, hasta llegar a la habitación.
Los dos estábamos tensos una vez entramos allí.
Durante mi improvisada “operación” a Santiago me había olvidado completamente de todo, pero al volver a mirar a Kevin, la realidad me golpeaba de nuevo: nos habíamos besado.Y para colmo, no me había resultado en absoluto desagradable.
—Ha sido un día muy intenso —musité, debía romper el silencio de algún modo.
—Demasiado —dijo él—. Lo has hecho… muy bien.
Abrí los ojos, sorprendida.
—¿Cómo?
Él me miró, dándose cuenta de pronto de lo que yo estaba pensando: en el beso.
—El hacerte pasar por médico —dijo—, ha debido ser muy difícil mantener la calma todo el tiempo.
Sonreí incómodamente, mientras miraba sus ojos azules.
—Espero no ser, a partir de ahora, la cirujana oficial de Los Tigres.
—A lo mejor a partir de ahora deberías tomar algunas nociones de medicina, por si algo así vuelve a suceder.
Los dos reímos suavemente. No puedo explicar con palabras lo violenta que me sentía, ¿ahora estábamos bromeando? ¿Yo estaba bromeando con Kevin Gerdam?
Bajé la cabeza, un tanto confusa e intimidada por toda esa situación y me di la vuelta para cambiarme en el baño. Agarré mi pijama que estaba sobre uno de los reposabrazos del sofá y me dispuse a entrar al aseo cuando Kevin habló.—Hoy… puedes dormir en la cama —dijo tranquilamente.
De pronto un rubor comenzó a subir por mis mejillas y sentí mis mejillas calentarse. ¿Cómo? ¿Qué demonios estaba insinuando?
No podía creerlo, pero todo apuntaba a que Kevin pensaba que, tras besarme durante un par de minutos hasta dejarme sin sentido, yo iba a saltar a su cama de inmediato.
No daba crédito a sus palabras.—¡No! —exclamé en voz más alta de lo que pretendía—. Tú y yo no vamos a… ¡No!
Seguía sintiendo mi corazón latiendo a mil por hora cuando él me miró de repente, sin comprender. De pronto sus ojos parecieron entender lo que yo estaba insinuando y su rostro se volvió sombrío.
—No estaba insinuando que nos acostáramos —dijo—. Solamente quería resultar amable, yo dormiré en el sofá.
Me quedé sin habla. Sin saber qué decir, el sonrojo comenzó a convertirse en bochorno.
Simplemente, después de un beso tan intenso y de lo ansioso que Kevin había parecido por tenerme más cerca, lo más normal para cualquier hombre habría sido querer llevarme a la cama.Pero Kevin no era un hombre cualquiera, y nuestra situación tampoco.
Estaba totalmente avergonzada por lo que había dicho y por el intenso ridículo que había sentido cuando él me había dicho lo que pretendía en verdad. Una agente de policía seria y respetable como yo no debería haber perdido la calma con tanta facilidad, no podía permitirme que mis emociones me influyeran.
—De acuerdo —musité.
Abrí la puerta del baño dispuesta a entrar, pero Kevin se acercó a mí, quedando a tan sólo un par de pasos de mi cuerpo.
—¿Sabes, Lana? Deberías dejar de ser tan creída, sólo nos hemos besado porque esa panda de borrachos no nos dejaba otra opción.
¿Creída? Un ramalazo de ira me golpeó al oírlo.
—¿Crees que no lo sé? —inquirí—. Me ha tocado sufrirlo en carne propia.
Kevin rió sarcásticamente.
—¿Sufrirlo? —se acercó más a mí, quedando a escasos centímetros de mi rostro—. Si yo no te hubiera parado, ahora estaríamos haciéndolo aquí mismo. —Señaló la gran cama de matrimonio a nuestro lado.
Me mordí el labio. Obviamente eso no era verdad, pero tampoco era tan mentira como a mí me hubiera gustado.
—¿Quién es ahora el creído? —le lancé—. No me acostaría contigo ni aunque Nessie me preparara diez cócteles especiales sólo para mí.
No me dijo nada más, pero su mirada se quedó atrapada en la mía durante unos segundos. Ninguno de los dos se movió, estábamos tan cerca que podía advertir cada pequeño detalle de su atractivo rostro: sus ojos, su cabello rubio y bastante largo, sus labios…
Finalmente Kevin se dio la vuelta y salió de la habitación.
Yo entré al baño y me cambié de ropa con calma, me lavé los dientes lentamente y me hice mi acostumbrada trenza en mi cabello oscuro.Después salí del baño, pero Kevin no había vuelto aún a la habitación.
Me metí a la cama, era enorme, suave y blandita. Seguramente Kevin dormía muy cómodo allí…No pude evitar pensar que era allí donde él descansaba cada noche, allí es donde su cuerpo yacía y… quizás también era donde llevaba a sus ligues.
La desagradable imagen mental de Kevin acostándose con Tracy en ese mismo lugar me provocó un enorme escalofrío.
Saqué unos informes de policía de mi mochila y comencé a leerlos detenidamente, pero mis ojos no dejaban de mirar a la puerta cada poco tiempo, esperando ver a Kevin entrar.
Mi ansiedad fue aumentando poco a poco hasta que tuve que dejar de leer, puesto que no me estaba enterando de nada.¿Estaría con Tracy?
Gruñí y me arropé con las sábanas, decidiendo que no me importaba en absoluto lo que estuviera haciendo ese idiota.
Cuando me quedé dormida, Kevin aún no había vuelto.
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Peligro (#1 Trilogía MC)
ActionPRIMER LIBRO DE LA TRILOGÍA MC. NO HACE FALTA LEER LOS OTROS PARA ENTENDER ESTE. // Seguido por "Desafío". Kevin es un delincuente terriblemente sexy y magnético, y Lana es una joven policía recién salida de la academia. Después de un suceso mi...