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22.

Nessie abrió la boca, con sorpresa. Se quedó pensando unos segundos y, finalmente, decidió asegurarse de lo que había oído.

—Osea, ¿quieres decir que nunca lo hacéis en la cama?

Mi sonrojo se tornó en vergüenza.

—No, que nunca lo hemos hecho, directamente.

Nessie volvió a beber un trago de su… lo que quiera que fuera.

—Te estoy hablando de sexo, para que quede claro —dijo como último intento.

—Yo también.

De un último trago se terminó su vaso y se sirvió otro. Esta vez yo no rehusé a su invitación y también me sirvió uno a mí. Al beber lo que ya identifiqué como whisky, noté que no estaba tan malo como la primera vez. Quizá me estaba acostumbrando.

—Estoy realmente confusa. ¿Eres la novia de Kevin o su masajista? —Nessie se llevó una mano a la cabeza—. ¿Qué digo? ¡Aunque sólo fueras su masajista también se habría acostado contigo!

Puse cara incomodidad, mirando a mi vaso fijamente.

—No es como lo pintas… él no es tan…

—Lana, lo conozco bien. Kevin no es de los que te lleva a cenar, te manda flores o te dice que te quiere. Lo siento mucho, créeme, odio tener que decirte esto porque tú te mereces algo distinto, algo mejor —Nessie se acercó y me miró con una tristeza enorme en los ojos—. Se moriría antes de admitir que necesita a alguien. Dios sabe que le quiero como si fuera mi propio hermano, pero su comportamiento con las mujeres deja mucho que desear.

Mi aire taciturno no conseguía desvanecerse. Sentía que Nessie tenía razón, pero por desgracia no podía decirle que todo eso daba igual. Kevin y yo no estábamos hechos el uno para el otro por la simple razón de que éramos dos polos completamente opuestos: el ladrón y la policía, el norte y el sur, el verano y el invierno…

Nessie me tomó la mano, y yo estuve convencida de que su siguiente consejo sería que le dejara. Casi pude leerlo en sus ojos.

—Si sabes lo que te conviene —comenzó a aconsejarme—. Tíratelo como nunca lo ha hecho nadie.

Me quedé sin habla y, de repente, Nessie volvió a sonreír mientras seguía bebiendo whisky.

Alcé las manos con gran confusión.

—Pero, ¿en qué quedamos?

La chica soltó una carcajada.

—Se nota que te gusta de verdad, no vas a rendirte por culpa de unas cuantas zorras que le han convertido en un canalla. Tienes cara de luchadora, ¡saca las garras!

Sin poder evitar sonreír ante sus gestos y su tono de voz, volví a beber del whisky cuando de pronto algo captó mi atención.

Angus entró a la sala y, justo detrás de él, también Trevor Smith, el miembro de Los Tigres de L.A. que peor me caía, con diferencia. Sólo recordar que hacía unos días se había puesto demasiado cariñoso al intentar sacarme a bailar ya me ponía de mal humor.

Trevor le pasó un sobre a Angus, tratando de disimular, aunque nosotros cuatro éramos los únicos presentes allí.
Yo miré de reojo, muerta de la curiosidad.
¿A qué venía que trataran de esconderse estando en su propio club?

De repente la mirada de Angus interceptó la mía, dándose cuenta de que había visto el intercambio.
Me puse tensa al instante. Mierda, mierda.

—¡Lana! —dijo mi nombre con fingida sorpresa—. ¿Cuándo has vuelto? Te estábamos echando de menos.

Yo fui capaz de poner una sonrisa falsa, aunque he de reconocer que fue realmente difícil para mí. De hecho comprendí que en esos momentos, después de un error tan grande, debía ser capaz de parecer más tonta que nunca, ceñirme al papel de novia de Kevin.

Cambié radicalmente y alcé mi vaso de whisky para que lo viera.

—¡Angus! He vuelto hace apenas una hora —exclamé con voz melosa—. Por favor, ven a tomar algo con nosotras. Necesitamos que un hombre nos brinde un poco de buena conversación.

A mi lado noté la mirada de Nessie clavándose en mí con aire sospechoso, como también lo hacía Trevor, a unos metros de la barra, aún junto a Angus.

La mirada de Trevor Smith era realmente inquietante, como si pudiera leer mis pensamientos a distancia. Angus, por su parte, supo disimular muchísimo mejor y la frialdad tan sólo continuó en sus ojos. Su rostro fue agradable y sonriente.

—Me temo que ahora no puedo, tengo cosas que hacer, os veré en la cena, chicas.

Reí tontamente y me terminé mi whisky, casi atragantándome con él. Por fin los hombres se fueron y yo decidí subir también a la habitación. Llevaba conmigo la mochila en la que guardaba todos los informes policiales y no sería bueno que cayeran en manos de cualquiera.

—¿Qué ha sido eso? —preguntó Nessie antes de que yo me fuera—, el numerito de Angus.

—Es que ese hombre me pone nerviosa —farfullé—. No sé cómo reaccionar.

Esperé que se lo creyera, y tuve suerte, a juzgar por el rostro de Nessie. No tenía razones para desconfiar de mí, ¿verdad?

Dejé el vaso en el mostrador y me dirigí a la puerta que llevaba a las escaleras.

—Te contaré qué ocurre con Kevin —le dije.

Nessie rió.

—No hace falta que me cuentes los detalles morbosos… Bueno, ¡sí!

:)

Peligro (#1 Trilogía MC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora