Capitulo 9

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- Alfred yo... tengo miedo - solté todo el aire que tenía en los pulmones, era hora de sincerarse- tengo miedo de quererte hasta que duela, tengo miedo de que te vayas,de quedarme sola, tardé mucho en ser yo después de que te fueras, no quiero que vuelva a pasar eso, tengo miedo de que ahora que has vuelto no pueda seguir sin ti, tengo miedo a los infiernos y a no verte nunca más.

Una lágrima cayó por mi mejilla, Alfred alzó su mano para quitármela, una caricia  sobre mi cara que fue deslizándose hasta llegar a mi cuello donde empezó a trazar pequeños círculos.

- Déjame arreglar todos mis errores del pasado, déjame que te demuestre que te quiero como el primer día.

Se acercó lentamente a mis labios, depositando un beso suave en ellos, yo le respondí intensificando el beso, su mano que se encontraba en mi cuello fue hasta mi nuca y apretó contra el, haciendo que el beso fuera aún más intenso. Rodeé su cuello con mis brazos y sin darme cuenta estaba sentada a horcajadas encima de él.
Separamos nuestros labios el tiempo necesario para coger aire.El beso se estaba intensificando, se me estaba yendo de las manos, no se si podría parar.

Sus manos viajaron velozmente por mi cuerpo hasta posarse en mi culo apretándolo con fuerza y acercándome más a el, haciendo que nuestros sexos se rozaran por encima de la ropa. Un leve gemido salió de mi boca al notar ese contacto lo que provocó en él una sonrisa ladeada. Mis manos llegaron al borde de su camiseta y la fui deslizando hacia arriba hasta que salió por la cabeza. Besé su cuello con desesperación observando como cerraba los ojos y entreabría la boca. Sus manos se metieron por debajo de mi camiseta y con un movimiento ágil me la quitó. Se separó de mi y me observó detenidamente mientras se mordía el labio inferior.
Una de sus manos se deslizó desde mis labios hasta mi ombligo, haciendo un recorrido de caricias que me estaban volviendo loca.
Yo seguía mirándole a los ojos, con pasión. Podría decir que en ese momento mi mirada hablaba por si sola.
Alfred se acercó a mí y empezó a besarme el cuello,fue bajando por mis clavículas hasta llegar a mi pecho, sus manos traviesas se encontraban luchando con el cierre de mi sujetador que consiguió desabrocharlo rápidamente dejando mis pechos al aire, los miró con una sonrisa en la cara.

-Son preciosas - me dijo mientras posaba una de sus manos sobre ellas y las acariciaba suavemente.

-Lo sé - dije sonriendo - siempre te han gustado - le dije de manera insinuante.

Alfred sonrió mientras jugaba con uno de mis pezones. Gemí, estaba muy cachonda, y Alfred sabía como hacer que lo estuviera más todavía.
Como si me hubiera escuchado acercó su boca al pezón que previamente estaba acariciando y empezó a lamerlo y a morderlo suavemente, sabía lo que hacía, sabía la reacción que provocaba en mi.

Cada vez mis gemidos eran más altos y mi cabeza cada vez pensaba menos, porque si mi cabeza pensara no hubiera hecho lo que hice.

Adentré una de mis manos en su pantalón visiblemente abultado. Estaba duro, muy duro y caliente. Un gemido salió de su garganta cuando notó el contacto de mi mano con su pene. Le acaricié lentamente, de una manera sensual.
El seguía repartiendo besos y mordiscos por cada parte de mi cuerpo que estaba al descubierto.
Nuestros jadeos cada vez eran mas intensos y nuestras respiraciones mas entrecortadas.

Un ruido empezó a sonar, me costó identificarlo pero supe que era el teléfono de Alfred.

-Alfred, está sonando tu teléfono- le dije de manera entrecortada, entre jadeos.

- Da igual, déjalo que suene - dijo intensificando sus caricias.

-Puede ser importante, puede que sea Toni- le dije mientras salía un gemido de mi boca. Si era Toni eso significaba que tenía información sobre las fotos, Alfred tenia que coger ese teléfono, por mucho que me doliera

-Alfred, para - dije tajante - mira quien es.

Alfred cogió el movil a regañadientes y comprobó que era Toni el que estaba llamando.

-Cógelo - le dije mientras me bajaba de encima suya y me sentaba en el sofá.

Mientras el hablaba por teléfono yo empecé a pensar en lo que acababa de ocurrir y en lo que hubiera ocurrido si ese movil no hubiera sonado. Bonita manera de no cagarla más,Amaia. Me dije a mi misma mientras me volvía a poner la camiseta. No se si me alegraba o me entristecía que ese movil hubiera sonado.

Alfred volvió a sentarse a mi lado en el sofá con cara de preocupación.

- ¿Qué pasa? - le dije un poco asustada.

-Tenemos un problema.
- - - - -

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Un cariñazo

Brillando a oscuras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora