Capitulo36

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-Joder Javier me estas poniendo nervioso, respira y cuentamelo.

-Alfred... han tenido un accidente...

-¿Cómo? ¿Quién?- dije con el tono de desesperación en la voz.

-Tu madre y la mia... se chocaron frontalmente con otro coche..

En ese momento sentí como que el mundo se paraba, mi madre, la persona que mejor me conoce del mundo, mi gran apoyo, estaba encamada debatiéndose entre la vida y la muerte, me puse en el peor de los casos y sin poder evitarlo una lagrima rodó por mi mejilla.

-Alfred, Alfred... ¿sigues ahi?

-Si, dime..¿están bien?-dije un poco anonadado

-Estamos en el hospital, creo que es mejor que vengais.

-Enseguida estamos allí.

La contestación que me dio Javier no me dio buena espina, no me había contestado a la pregunta y eso solo podía significar una cosa, que no estaban bien. Todo empezó a nublarse y la presión en el pecho se hizo presente. Tenia que empezar a controlarme o el que acabaría encamado en una camilla de hospital seria yo.

La vida intentaba mandarnos señales o yo no se que narices le pasaba pero no saliamos de una y nos metiamos en otra, yo solo queria ser feliz, ver crecer la tripa de Amaia y no tener mas preocupaciones que pensar si la melodia quedaba mejor en acordes mayores o en menores.

Dejé el movil en el bolso y fui a buscar a Amaia. Cuando entró en mi campo de visión la vi riéndose a carcajadas con Nil y Gloria, adoraba verla así, sabía que en cuanto le dijera lo de nuestras madres esa sonrisa se le iría de la cara y quería que disfrutara un poco mas de la felicidad,había tenido un dia horrible. Me quedé allí,parado,escondido en la oscuridad y la intimidad que me daba la casa mientrass la observaba feliz y radiante.
A los poco minutos salí en dirección al jardín donde se encontraban intentando aparentar algo que realmente no sentia.

-Alfred, ¿estás bien?- dijo Amaia mientras dejaba unas caricias sobre mi nuca- ¿qué te pasa?

No contesté, solo la miraba, me metí en esos ojos de color marrón que desprendían preocupación. Y le abracé, fuerte. Como queriendo recomponerla de algo que aun ni siquiera sabía. Notaba que la presión en el pecho iba en aumento incluso llegaba a costarme hablar.

-Tenemos que irnos- dije entrecortadamente. Intentaba respirar pausadamente, pero mi cabeza iba a mil por hora y empezaba a marearme.

-Ey... Alfred, mírame, mírame, tranquilo, está todo bien, mírame.- dijo Amaia mientras cogía mi cabeza entre sus manos, obligando a fijar mi mirada en la suya.entendía lo que me estaba pasando y una vez mas estaba reaccionando de la mejor manera, sabía como controlar mis ataques de una forma que nadie mas había conseguido.
Siempre me había dicho que tenía miedo cuando me pasaba porque no sabía como reaccionar y se sentía inútil e impotente.Pero lo que ella no sabía era que reaccionaba de la mejor manera y hacía mucho mas de lo que ella se pensaba.

- Tenemos que irnos,nuestras madres han tenido un accidente- dije cuando pude volver a articular palabra.

-¿QUÉ?- dijeron los tres a la vez.

-No se nada mas, es lo único que me ha contado tu hermano.

-Voy a por el bolso-dijo seria mientras desaparecía por el interior de la casa. Volvió a los pocos minutos con el bolso entre las manos.

Yo seguía quieto,pasándome millones de imágenes por la cabeza, el coche boca abajo con los cuerpos de nuestras madres salidos por los lados todos sus cuerpos llenos de sangre... y cincuenta mil opciones mas.
Intentaba acompasar la respiración, pero empezaba a costarme demasiado.

Brillando a oscuras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora