Capitulo 26

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AMAIA

- Casa - dije yo mientras dirigía mi mirada a mi barriga inexistente.

- Casa- dijo Alfred muy cerca de mi oreja.

No sé cuanto tiempo estuvimos así pero empezaba a tener mucho frío. No habíamos quitado las manos de mi tripa, seguíamos abrazados y sus manos empezaron a dejar pequeñas caricias en ella.

-Alfred, ¿cuando sea mayor le traeremos aquí a ver las estrellas? - dije girando un poco la cabeza para mirarle.

-Claro, vendremos muy a menudo, además podemos contarle que aquí le engendramos- dijo Alfred gracioso.

-Alfreeeeeed- dije yo mientras le daba un golpe en el brazo y empezaba a reírme-no seas tonto ¿Nos vamos? Hace frío.

-Claro, vámonos, no quiero que cogas frío- se levantó y me ayudó a incorporarme.

Mientras íbamos dirección al coche pensé en lo feliz que estaba entre sus brazos y lo feliz que había sido esa noche rodeada de su familia.Estaba deseando poder vivir eso muy a menudo. Entonces me acordé de lo que había pasado esa mañana. Había estado tan bien que se me había olvidado, tenía que empezar a pensar en algún plan, no me fiaba de Raul, seguro que atacaría pronto y tenía que estar preparada.

-Alfred- dije mientras le miraba, iba a contárselo. Dos son mejor que uno ¿no? O eso dicen.

-Dime- dijo parándose en seco y poniéndose enfrente de mí.

-Nada- dije,el miedo me invadió, necesitaba tiempo para planear algo, cuando tuviera un plan se lo contaría- Gracias por todo.

Alfred sonrió, puso sus manos en mi cadera y me besó.

-Gracias a ti por esto.

El viaje en coche lo hicimos en silencio, no era un silencio incómodo, era un silencio de los que se disfrutan, yo miraba por la ventana pero notaba que Alfred me miraba de reojo. Disfrutaba de esa sensación.

-Su parada señorita- dijo una vez llegamos a mi casa.

¿No iba a subir? Se estaba tomando enserio eso de ir lento.Alomejor estaba esperando a que yo se lo pidiera y no iba a desaprovechar esa oportunidad. No quería que se fuera.

- ¿Quieres quedarte?- dije sin pensarlo demasiado.

-¿Quieres que me quede?

-Sí,mi sofá es muy cómodo - dije divertida levantando una ceja haciendo que Alfred sacara una carcajada.

-Vale, tengo muchas ganas de dormir en tu sofá- dijo con un tono burlón levantando una ceja.

Al cerrar la puerta de mi casa no pude aguantarlo más y me lancé a sus labios,desesperada.
Alfred no tardó en corresponder a mi beso cogiéndome por la cintura y acercándome a él. Los besos iban subiendo de intensidad, nuestras bocas solo se separaban el mínimo tiempo para coger aire. Y cada vez nuestros cuerpos pedían mas permiso para entrar en acción.

-Amaia... Amaia...- dijo entre beso y beso soltando una bocanada de aire - tienes que hacer reposo, no podemos.

No contesté, me limité a besarle el cuello haciendo que levantara la cabeza y soltara un gemido del fondo de su garganta, pero tuvo fuerza de voluntad y me separó un poco de él.

-Aaaay Alfred, el medico no me ha prohibido el sexo, lo haremos con cuidado, lo prometo- dije yo bajando mi mano y metiéndola en su pantalón.

Brillando a oscuras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora