Diana se sentó sobre el césped húmedo. Tenía una revista de crucigramas, pero desde la partida de Yuri, no había tenido ánimos para resolver ninguno. De todas formas, la llevaba consigo para recordar a su amado. Admiró el paisaje, ese que tantas veces habían contemplado juntos. Cerró los ojos y, sin poder contenerse, lloró desconsolada.
<<Te extraño tanto>>, se lamentó.
Pero no tenía tiempo de lamentarse. Iban a partir de inmediato. Toda la manada. Los pajarracos habían atacado la noche anterior. Solo los había salvado la llegada del amanecer. Ahora todos estaban preparándose para marcharse. Los enemigos seguramente volverían por la noche y esta vez, traerían consigo sus huevos negros. Estaban condenados. No sabían si llegarían a otra zona segura antes de que volviera a caer la noche. No obstante, antes de iniciar la partida, no quiso hacerlo sin despedirse de ese lugar tan especial.
<<Yura, amor mío. Quizás no vuelva a verte>>, se dijo.
Entonces, arrancó una hoja de su revista y comenzó a escribir una carta para Yuri.

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Fuego, plumas y luna llena
WerewolfSOLO +18. Esta historia contiene escenas EXPLÍCITAS. Por otro lado, esta historia es la segunda parte y continuación de "Aullidos, flama y un corazón". Así que para no enterarse de un spoiler tras otro, sería mejor leer la historia anterior.