Capitulo doce

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Me siento  extraño

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Me siento  extraño.

Desde pequeño siempre fuimos yo y Ren y luego Gabriela estaba tras de nosotros correteándonos. A veces era lo suficientemente molesta para odiarla, pero siempre terminaba con nosotros, ayudándonos de alguna u otra forma.

Recuerdo mi primer día en la escuela, fue la primera vez que la vi. Tenía aun los dientes de leche, dos paletas enormes que sobresalían sobre su labio, era igual a un conejo y me llamaba tanto la atención su cabello del color de las zanahorias.

Ren y Gabi eran mis mejores amigos,  supe que me graduaría con ellos, que nos reiríamos de tantas historias en común.

Siempre lo pensé, hasta ahora.

La escuela terminó, voy camino a casa junto a Ren, ambos no hemos dicho nada desde haber salido, debe sentir lo mismo que yo.

—¿Crees que hablaban en serio?

Quiero creer que no, pero lo era.

—No creo que jueguen con eso —le respondo— A Tresh lo expulsaron, sus padres no la dejarían en este colegio.

—Si es así, la voy a extrañar demasiado.

Se me escapa un suspiro sin darme cuenta.

—Yo también.

Me siento fatal por lo que paso, después de todo yo tengo mucha culpa en todo.

—Por más que quiere escapar de los problemas, le llueven más.

Inconscientemente relaciono "problemas" con mi nombre. No he sido un buen amigo.

—Quizá si se va a otra escuela estará mejor. Lejos de mí, ya sabes.

Me quedo esperando un "no te preocupes" o "tú no tienes la culpa" de mi amigo, pero nunca llega, solo reafirma mis sentimientos de culpa.

—Quizás —responde.

Ren dobla en la próxima esquina para dirigirse a su casa. Yo por mi parte recorro dos cuadras hasta llegar a la mía. Espero que nadie este aun en ella, no quiero tener más problemas con mis padres.

Para mi buena suerte, nadie llega aún, me tumbo en mi cama para descansar, pero pronto me doy cuenta que no es una buena idea. Mi cerebro comienza inmediatamente a pensar en este maldito día. Decido sacar un saco de box que tengo bajo la cama, lo cuelgo y me pongo los guantes para comenzar a golpearlo. Una manera de desesterarme y no pensar. Estoy por lo menos una hora pegándole al box y hubiera seguido si el timbre no interrumpe mi rutina.

Al abrir la puerta me llevo una sorpresa.

—Sasha.

—Hola, Dan.

Un beso para GabrielaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora