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Sin mentiras.

Pasaron meses después de haber resuelto los problemas que Nikki y yo tuvimos. Me refiero a haberle destrozado la cara a mi ex, y claro, qué el y yo estuviéramos en paz con nuestra relación.

Después de ese incidente y haber regresado con el, paso una semana más conmigo -ya que era el tiempo que el pensó que usaría para volver a conquistarme-, y obviamente, nos la pasamos juntos. Caminamos por casi medio Reino Unido.

-Este es un bello lugar -dijo Nikki sentado a mi lado en un columpio.

Estábamos en un parque de niños a mitad de la noche. Se alumbraba muy bien los juegos: se veían a simple vista las resbaladillas, los columpios, los pasa manos, incluyendo las bancas donde algunas personas estaban sentadas vigilando a sus perros.

》Yo venía aquí de niña, cuando venimos de Kosovo -mire hacia cielo, sentía la fría brisa otoñal en mis poros. Cerré los ojos y sonreí ampliamente al recordar algunas anécdotas-. Casi siempre cuando me estreso, vengo aquí a caminar o pasar el rato.

-Tu por lo menos venías con tu familia, yo no... -suspiro pesadamente el bajista y miro al suelo-. Créeme, no es bonito que...

-Pero por lo menos tenías amigos, personas con las que siempre estuviste en un lugar seguro y no en guerra -recalque nuevamente la guerra de Kosovo, Y mas que me había tocado estar en evidencia de esto algunas veces-. Se que es duro, Nikki, pero ten por seguro que arreglaras las cosas. Me refiero a tu madre, podrás arreglarlo. Si tu padre no te quiere, que se vaya al carajo. No sabe en lo grande que has logrado a tu corta edad, y lo que eres capaz de hacer.

Mire al contrario con una sonrisa, cosa que este sonrió de igual manera, y me miro sin borrarla.

- ¿Alguien te ha dicho que eres la mejor en esto, Ángel? -me pregunto este levantándose del columpio.

-Aparte de ti, tal vez... -me puse a pensar un momento, hasta que sentí los brazos de Nikki en mis rodillas. Estaba en cuclillas inclinandose hacia mi, su sonrisa me traia loca-. Al carajo, tu siempre me lo dices.

El contrario río levemente.

- ¿Alguien te ha dicho que tus ojos son los más hermosos que puede haber en este mundo? -pregunte tomandolo de las mejillas, ya empezaría mi lado cursi de nuevo.

-Solo son tuyos, linda -me guiño el ojo levemente, hasta que sentí sus labios impactarse con los míos. Un tierno y dulce beso.

Eso fue lo que pasó una noche de aquella semana, antes de que se fuera de nuevo a Los Ángeles.

En cambio, yo vivía con mis padres. Les ayudaba a cuidar a Gjini y a Rina, ya que estos trabajaban. Por otra parte, mis lindos hermanos eran muy tranquilos, cosa que no me preocupaba mucho.

Estaba sola con una amiga, Rose, y más que mis padres se habían ido con mis dos hermanos a pasear un rato en la capital, mientras que yo cuidaba un poco de la casa durante su viaje largo.

Solía ir a fiestas o lugares con mis amigos, pero tampoco tenía que exagerar con el cuidado de la casa. Siempre hay que estar al tanto.

- ¡Dua! -exclamaba Rose con desesperación-. Mi ex me sigue hablando, hasta hoy fue a verme...

-Ya te dije que no le hagas caso, carajo -le interrumpi tomando un ligero sorbo de mi café. Llevaba puesto una sudadera naranja, unos jeans ajustados de mezclilla y unos ligeros tenis adidas blancos con franjas negras-, solo te hará sufrir si sigues cayendo en sus mentiras. ¡Ya llevas como dos veces cayendo en las mismas!

- ¿Y tú? ¿Con el tal Sixx, ese? -me reclamó así como si nada. Ella, Rina, Kenny y Julián sólo sabían lo que pasó con Nikki, pero no las verdaderas razones que me dio a mi.

No LieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora