¿Mi profesor es un hombre lobo? ¡¿Qué?!

Prólogo

En una reunión en el ayuntamiento municipal trataban de plantear estrategias para la conocida guerra que se libraba, en la cuidad ya hace varios años, hombres lobos vs oscuros, unos demonios que les gustaba atormentar a las personas, con el único motivo de tomar sus almas. Los hombres lobos tenían un viejo pacto de proteger cada vida humana.

Esta guerra, no era percibida por los habitantes de dicha ciudad, sin embargo, cuando caía la noche, las calles se convertían en un campo de guerra, desafortunado la persona que se encontrará a uno de los oscuros.

Dereck Weisz, el alpha de la manada miraba a sus miembros de la manada, algunos con su uniforme de policía, otros iban vestidos de bomberos y muchos de paramédicos.

-Mi alpha, lo confirmó en las últimas semanas no a habido ataques de oscuros en la última semana-concluyó el jefe del departamento de Policía, el beta de la manada.

-Pero la ciudad, todavía no es libre aún de esos monstruos-era el alcalde mirando por el ventanal de su oficina, el esplendor de su ciudad donde se apreciaba el atardecer.

-Demonios, señor alcalde-corrigió amablemente Dereck-tiene razón, los oscuros están planeando algo-con total seriedad-lo mantendremos informado señor Greyson- todos se despidieron del político y salieron convirtiéndose en lobos.

El alpha observa a uno de sus miembros, un lobo cafe llamado Jason, él tenia un trabajo especial.

<¿Cómo esta ella?> le pregunto usando su conexión de lobos, el lobo cafe lo miro.

<Mi alpha, nuestra Luna...se mudara> Jason tenía miedo de la reacción de su alpha el lobo grande de ojos azules, con pelaje negro y blanco.

Dereck soltó un gruñido muy por debajo <Al menos, estará segura lejos de aquí>

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Greta terminaba de empacar, iba a iniciar su primer año de universidad, se mudaria a casa de su abuela, debido a la cercanía con la universidad.

-Acuérdate de ayudar a la abuela con lo que puedas cariño-le sonrió su papá, desde el marco de la puerta.

-Sí papá-cerrando su maleta y poniéndola en el piso-te voy a extrañar mucho-suspiro y solto un par de lágrimas.

-Estaré esperando tus mensajes y llamadas, hija-la abrazo también soltando unas lagrimas -sabíamos que pasaría esto algún día, mi muchachita-le acaricia la mejilla-vamos antes de que no te deje ir.

-Siempre volveré en vacaciones-le decía la chica tratando de consolar a su padre con una sonrisa ~uno de los dos tenía que ser el fuerte~ pensaba.
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¡Hola! ¡Hola! He vuelto y con nueva historia, espero que sea de su agrado.