Capítulo 25

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En este capítulo les voy a ir dejando pistas, para que se den una idea de como vendrá el cuarto, libro, disfruten el capítulo.

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Narra Greta

-¡Va muy bien el amplificador de señal Nath!- le dije mientras echaba un vistazo rápido a los algoritmos y comandos en la computadora.
-Gracias Greta, planeo que esta cosita -señalando el original amplificador de señal-alcance un radio de unos 15 kilómetros, para qué cubra los terrenos de la manada -suspira  guardando su caja de herramientas-planeo echar esto a andar, antes de que tu bebé nazca, para que este seguro.
-Aún te quedan algunas semanas Nath, no te apresures tanto tengo 36 semanas-le sonrió y en eso llega Anett con una tasa  de té para mi y la bolsa de sangre para Nathaniel
-Para estos ingenieros, que se la han pasado trabajando toda la mañana – me da la tasa de té.
-Muchas gracias, que linda -tome un poco, estaba muy dulce el té, como me gusta.
-¿Dónde estabas mujer?- le preguntó Nathaniel alzando la ceja, bebiendo un poco de su bolsa de sangre.
-Tuve reunión con el alcalde de la ciudad-se sentó en una de las sillas -Planeábamos extender el toque de queda unas horas mas al amanecer.
-Me parece perfecto- sonreía Nathaniel -Iré a la ferretería por algo, para el amplificador ¿ocupan algo de la ciudad señoritas? – nos pregunto.
-Yo estoy bien – le dijo Anett – ire a entrenar con algunos miembros de la manada, vuelvo al rato chicos -se fue de la casa con una sonrisa.

-Yo igual estoy bien Colmillitos, ve con cuidado y pórtate bien -ya parecía hasta su mamá
-No lo prometo Youngblooth -me decía jugando, se fue dándome un beso en la frente. Cuando se fue, seguí viendo los comandos y le di un sorbo a mi tasa de té, cuando la deje en el escritorio, tire accidentalmente la libreta de Rania y con ella el papelito que me había dado Grant ~no, no, no~ leer la dirección me desmorone sentimentalmente hablando, tome mi abrigo rápidamente, pedí un taxi que me dejo en el cementerio de la ciudad.

Grant me había anotado el número de lápida, justo a lado de la lápida de mi madre, ahora si solté todas las lágrimas que estaba reteniendo en el camino, no me creía que mi abuela estuviera muerta.

-Ni siquiera pude despedirme bien de ti -llorando, sintiendo mi cara arder- lo lamento tanto abuelita- me estaba quedando sola, trataba de mantenerme positiva, pero el dolor en el corazón me impedía si quiera respirar bien.

~¿Cómo mantenerse de pie? Cuando el destino, te esta mandando en múltiples ocasiones al suelo, sin animo de querer levantarte~ empecé a sentir unos ligeros piquetes en mi estómago -lo siento bebé, tratare de ponerme mejor - trataba de sonreír, pero no podía.

Cuando deje de sollozar, escuche otros sollozos tenues, me levante rápidamente- ¿Hola?- algo temerosa acariciando mi estómago abultado protectoramente.

Al no obtener respuesta, comencé a caminar por el cementerio, esos sollozos de tristeza y desesperación, me causaban mucha inquietud.

Llegue a una parte del cementerio, que no iba muchas personas, la parte que conecta con el bosque, abajo de un árbol veía un ser...realmente bello, una mujer con cabellos blancos, piel blanca como la nieve ojos grises y ¿alas? Si dos alas majestuosas, su vestimenta parecía de seda, un vestido largo de sed, manchado de sangre. ~Esta lastimada~ al verme se asusto, trato de moverse.

-Tranquila, tranquila no te voy a hacer daño- le digo -déjame ayudarte, ya vi que tienes lastimado tu talón-señalo el talón ensangrentado.

-¿Por qué quisieras ayudarme? -pregunto con inocencia, mirándome con el ceño fruncido.

-Porqué no quiero que te lastimes más -le susurro, me arranco un pedazo del suéter que tenía- ¿me permites ayudarte? Prometo no hacerte daño -ella asintió medio desconfiada.

Me acerque y comencé a evaluar su herida, limpie la sangre del raspón que tenia y le vende el pie con el pedazo de suéter.

-Creo que ya esta-le sonreí, volviendo a verla, ella me acaricio el rostro.

-Se ve que eres una bruja buena-me sonrió- solo trataba de arreglar el error que cometí hace tiempo -su mirada estaba clavada en el suelo.

-¿Qué error? Si se puede saber -me sente a su lado acariciando mi pancita, seguia sintiendo esos piquetitos en mi vientre, no dolían mucho.

-Pues el que esta lidiando esta ciudad con los oscurus -me miro a los ojos - lo que tu estas tratando de remediar junto con esa manada de lobos, yo lo cause indirectamente -se encogió de los hombros.

-Estoy segura, que no es tu culpa, no lo quisiste hacer a propósito- trate de aliviarle la culpa que sentía-¿Te estas refiriendo al portal, verdad?-ella asintió - ¿sabes donde esta? - con algo de esperanza -podemos encargarnos nosotros de cerrar el portal.

-No tengo mucho tiempo Greta, me están buscando- susurró ~¿sabe mi nombre?~

-Ahorita sigue siendo de día-trate de calmarla, se veía muy nerviosa.

-No me estoy refiriendo a los oscurus -mirándome con una sonrisa lasciva- si hay más peligro en este mundo de lo que te imaginas y de donde menos lo esperes -se desabrocho su collar contenía una botellita con un liquido plateado - ¿Puedo confiar en ti Greta Denira Porttman Lainsten?

-Claro que sí -ese impulso vino del alma, ella me sonrió por primera vez en este rato tranquila y segura.

-Este líquido, ayudará a sellar este portal -me lo dio- la tranquilidad de esta ciudad y muchas partes del mundo, era controlada por nosotros hasta que la sed de poder corrompió a algunos. Mi misión era cerrar el portal de esta ciudad -suspiro- pero es muy tarde, ellos me están buscando vienen por mi -con algo de miedo en su voz- el portal esta a las afueras de la ciudad, donde están todos los oscurus, donde se esconden.

Me quede en shock al escuchar todo esto y solo pude asentir -¿al menos puedo saber tu nombre? Necesito saber a quien agradecerle esto - con sinceridad, sintiendo las punzadas mas fuertes -ahh-

-Mi nombre es Karin -me ayudo a recargarme -ya no me puedo quedar mas tiempo y tu bebé tampoco aguanta, ya va a nacer -me sonrió - un gusto conocerte Greta-despareció como una estela de luz.

-¡Ahhh!- grite no aguantaba este dolor, que se incrementó al 1000% -¡ Nathaniel! Ahhh- me sostuve con fuerza del árbol encajando las uñas, en eso veo a una figura a lo lejos - ¿Dereck? -mi amor, su tez estaba totalmente pálida con un mechón blanco en el pelo y sus ojos, ya no eran esos azules que me encantaban eran color rojo, mi cerebro proceso esto como ~¡PELIGRO!~

-Por favor aléjate -llorando de dolor por las contracciones, al ver como se acerco a mi rápidamente, me cubro el vientre protectoramente -Dereck, es tu hijo- llorando -es nuestro hijo, amor. No nos hagas daño, se que aún estas ahí, reacciona, te lo pido-él sonrió de lado, me acorralo contra el árbol poniendo ambas manos a mis costados, solo sentía los movimientos de mi vientre, Zaid ya estaba queriendo nacer y Dereck estaba impidiendo que me fuera...

¿Mi profesor es un hombre lobo? ¡¿Qué?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora